El fotógrafo Daniel Cronin viajó a la Tierra Santa de Orlando, Florida (es decir, a la Meca de los parques de diversiones) para visitar The Holy Land Experience, un parque temático de la Biblia que desde su fundación ha estado envuelto en controversias y cuya extraña aproximación al edutainment (entretenimiento educativo) rebosa anacronismos.
Muchas imágenes crísticas de apariencia occidental, empleados vestidos con versiones Disney del siglo I d.C. y un vistoso y sangriento desfile de la Pasión: todo lo que el corazón de un televangelista ansía ver, en un solo lugar. Aunque opera legalmente como una organización no lucrativa (deduciendo unos 300 mil dólares anuales de impuestos al reclasificarse como "museo"), The Holy Land Experience enfrenta acusaciones políticas por parte de la comunidad judía, así como de malversar fondos de Trinity Broadcasting Network y del parque mismo.