Pål-Ørjan Johansen es un psicólogo noruego que ha emprendido una empresa quijotesca: cambiar las leyes de su país para regular el consumo, producción e investigación de sustancias alucinógenas, entre ellas el LSD y el MDMA. No se trata de que la psicodelia haya llegado medio siglo tarde a Noruega, sino que el país escandinavo tiene una de las políticas antidrogas más férreas del mundo.
El interés de Johansen en los psicodélicos se remonta a décadas atrás: hoy tiene 42 años, pero en entrevista con el New York Times recuerda cómo el LSD y el MDMA le ayudaron a dejar atrás un problema de alcoholismo y tabaquismo, además de un desorden de estrés postraumático y depresión, gracias a la psilocibina. Incluso ha creado una campaña en Indiegogo para hacerlo una realidad: "Ya no estamos en los 60, hemos avanzado. Esta es una cuestión de derechos humanos básicos".
Existen investigaciones en curso acerca de los beneficios de estas sustancias para tratar desordenes de tipo psicológico y alcoholismo, así como para el alivio de estrés postraumático derivado de experiencias extremas, como guerras o violaciones. Sin embargo, Noruega ha tratado de sellarse históricamente contra el tráfico de drogas, y su industria farmacéutica tiene controlado incluso el acceso a la aspirina.
Sin importar esto, el proyecto de Johansen pretende alentar la discusión en torno a los psicodélicos con una vertiente radical: asociarse con compañías farmacéuticas para producir sustancias de excelente calidad, para utilizarse bajo estricta supervisión médica.
Ina Roll Spinnangr, del partido liberal, cree que los esfuerzos de EmmaSofia sólo llegarán a buen término si se asume una estrategia paternalista que involucre activamente al gobierno: "Debes utilizar el argumento de la niñera: el gobierno necesita tomar el control y regular el mercado en lugar de dejárselo a los criminales". Aunque es sólo un primer paso, Spinnangr cree que, de todas formas, "el argumento donde tú decides por ti mismo lo que pones en tu propio cuerpo nunca funcionará en Noruega."
Según los consultores políticos y legales de Johansen no deberíamos hablar en este caso de "legalizar", ni siquiera de "liberalizar" las sustancias como el LSD, sino de regularlas.
Ketil Lund tiene 75 años y es un juez retirado de la suprema corte de justicia noruega. Según él, "la actual política de narcóticos en Occidente tiene muchos efectos nocivos. Estos deben balancearse frente a los propios efectos nocivos de las drogas". El juez no tiene ningún interés en las drogas en sí mismas, pero está consciente de que "la gente ha utilizado psicodélicos por siglos", y se remite a la carta vikinga: según Johansen y los miembros de su proyecto, incluso los vikingos consumían hongos alucinógenos durante ciertos rituales, así que la campaña noruega en pro de los psicodélicos adquiere un carácter de "retorno a las raíces".