Los templos hindúes parecen haber sido construidos con una gran conciencia de la naturaleza fractal del universo. Los grandes sabios de los Vedas practicaron también la arqueoastronomía y era un aspecto nodal en su filosofía la realización de las ideas de unidad y analogía entre el hombre y el cosmos, la tierra y el cielo. Una de las principales formas de acercarse a la divinidad, en el misticismo de todas las culturas, es a través de la representación y la comprensión de que la totalidad se encuentra en cada parte o que cada parte refleja (y repite) en menor escala a la totalidad.
Por vía de Data is Nature, encontramos este fascinante concepto de los tammatras, que parecen ser las unidades que componen la superunidad del templo. "Según la filosofía hindú, el cosmos puede ser visualizado contenido en una cápsula microscópica, con la ayuda del concepto del elemento sutil llamado tammatras. El principio cósmico en su totalidad se replica una y otra vez en escalas más pequeñas", dice Kirti Trivedi.
El templo de Kandariya Mahadev, en Madhya Pradesh (en la imagen superior), es un excelente ejemplo de la arquitectura recursiva, autosemejante. El templo en su totalidad es una especie de montaña, pero cada una de sus estructuras es una pequeña montaña. Las estructuras ascendentes son llamadas Shikhara, una palabra que significa literalmente "montaña". Una forma de entender esta relación es caminar por una montaña y en las piedras de esta montaña encontrar la forma de toda la montaña.
El modelo para crear el templo está basado en el Vastu-Purusha Mandala, el cual es una "semilla algorítmica" para la generación del templo conforme a las leyes masónicas de la construcción armonizada con los principios del cosmos. Este mismo código como origen es vuelto a traer a colación por el trabajo de animación digital Paul Prudence, quien ha iterado conjuntos matemáticos (siguiendo una variación de la fórmula de Mandelbrot) para reproducir uno de estos templos, en el que cada pilar corresponde a la forma del templo como unidad. Pequeñas versiones del templo que se reproducen ad infinitum. Así tenemos templos fractales y fractales de templos fractales, en imagen y semejanza (y vértigo cósmico) del Arquitecto del universo que imprimió su rostro en cada una de sus piezas. Como dijera Arthur C. Clarke, "los fractales son la huella digital de Dios".
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