Nueva York decadente y lúcido: la narración fotográfica que inmortalizó la epidemia de heroína en 1980

Aunque Nueva York es ahora una ciudad totalmente distinta a lo que sus lúgubres calles de los 80 sugerían, la memoria de su decadente origen aún no ha dejado de personificar la transgresión y el incendio social de sus calles, que cual balanza de justicia dieron origen al espíritu creativo de artistas como Basquiat, Haring, Warhol y The Ramones, justamente en una época en que ameritaba corromperse por la autenticidad callejera. El East Village, principalmente, fue el vecindario fantasma que vio crecer y morir tempranamente a una marabunta de artistas brillantes consumidos por la heroína y el SIDA en aquella epidemia inexorable. Además de ser el mercado negro más grande de Nueva York, este invisible rincón de los confines de Manhattan era un escenario apocalíptico en el que de repente todo el mundo quería estar (literalmente), ahogado en una dosis intravenosa. El fotógrafo Ken Schles, quien vivió en el barrió durante su juventud, inmortalizó el caos y la muerte en una narración fotográfica de nombre Invisible City.

Después de graduarse de Cooper Union, Schles construyó su propio cuarto oscuro en la Avenue B, justo en la médula del East Village. Cuenta el mismo Schels que el edificio estaba en tan mal estado (ratas, cucarachas, nada nuevo) que el propietario huyó y dejó a sus inquilinos a su suerte. Luego de esto el fotógrafo se vio enredado en unas cuantas huelgas por mejorar el barrio y erradicar a los narcotraficantes, aunque por supuesto sin mucho éxito. Todo lo que le quedaba era su cámara y un cuarto oscuro en una ciudad fantasma desde donde se podía avistar con gran maravilla la aniquilación de una subcultura underground lúcida. Así, desde la ventana de su cuarto, decidió disparar su flash a la calle y alrededores, capturando a través del filtro granulado a una ciudad que estaba apunto de evaporarse. 

La fascinante cápsula de tiempo que resultó su libro Invisible City es ahora también el comparativo y antítesis de su reciente compendio: Night Walk, una serie de tomas del East Village de hoy que versa sobre la gente y vitalidad de sus calles frescas; algo así como una esperanza a la vida después de la oscuridad. A pesar de que 1980 fue una época de lúcidos artistas de admirarse, Schles rechaza categóricamente la moderna tendencia de mirar al antiguo East Village como la edad de oro y del glamour louche: "Mis amigos estaban muriendo de SIDA y yo vivía en un edificio abandonado".

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