Indudablemente, la figura de Jesucristo es un pilar cultural de significativa importancia en la historia de la humanidad. El hecho de que sea figura protagónica de una de las religiones más poderosas del orbe hace difícil cuestionar la anterior premisa. Sin embargo, resulta interesante entender qué tanto de lo que hoy conocemos de este personaje responde a una adaptación institucional de la figura original y cuáles eran sus particularidades previo a este proceso de apropiación por parte de la iglesia que eventualmente se construiría alrededor de él.
Dentro de este contexto, parece especialmente interesante lo siguiente: el registro más antiguo que se tiene de Cristo, es decir la referencia más añeja que sobre él hemos encontrado, lo llama "el mago". Se trata de una vasija descubierta por arqueólogos franceses encabezados por Franck Goddio, que data de entre el siglo II a.C. y el siglo I d.C.
“DIA CHRSTOU O GOISTAIS” es la leyenda inscrita en esta pieza, frase que ha sido traducida como "por Cristo el mago" o "el mago por Cristo". Más allá de la simple peculiaridad que esta frase implica, lo que sugiere es que, como muchos ya han advertido, los orígenes del cristianismo guardan una íntima relación con el misticismo pagano –una faceta que, por cierto, la iglesia católica ha dedicado innumerables esfuerzos en desasociar, incluso persiguiendo ferozmente aquellos preceptos de los cuales, aparentemente, surgió su propio credo.
En su momento y en entrevista para NBC, Goddio, quien pertenece al Oxford Center for Maritime Archaeology, advirtió sobre el hallazgo:
Fácilmente podría ser una referencia a Jesucristo, en el sentido de que alguna vez fue un exponente fundamental de la magia blanca.
Estudiosos e historiadores, como por ejemplo el brillante Manly P. Hall, se han dedicado a exponer a Cristo, así como a otros de los grandes protagonistas de las religiones alrededor del mundo, como magos y hechiceros. Pero ahora esta interpretación podría verse fortalecida con un documento de incalculable valor histórico.