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El día a día de la doctora Marianne Hamel transcurre frente a un microscopio en un instituto de ciencias forenses. A pesar de que para la mayoría de nosotros podría parecer morboso o aterrador enfrentarnos a la realidad del cuerpo humano muerto, para la doctora Hamel esta ocupación se ha convertido en un acto estético.
Es a través de esta experiencia que Hamel y el fotógrafo forense Nikki Johnson han curado la exposición Death Under Glass, donde podemos observar las fascinantes e hipnóticas formas que toman los tejidos humanos una vez que el ingrediente vital los ha abandonado.
[caption id="attachment_92031" align="aligncenter" width="614"]Se trata, pues, de la constatación de una ausencia: coloreados por tinturas forenses, los tejidos se dejan ver por última vez antes de su inexorable proceso de descomposición.
[caption id="attachment_92032" align="aligncenter" width="549"]El objetivo de la exposición, según sus autores, es difundir la importancia del análisis histológico y mostrar algo nunca antes visto sobre las particularidades del cuerpo humano.
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