No se trata sólo de una rara forma de preparar Bloody Marys, ni de un sustituto orgánico del jugo de tomate y almeja: el teatro Bristol en Sundbyberg será la sede de una fiesta menstrual el próximo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Los exóticos aperitivos son parte de ese ritual que buscará conjuntar educación sobre endometriosis y la celebración sobre la ruptura del endometrio, ese rojo amigo impronunciable.
Según Daniela Kullman, directora artística del teatro, la sangrienta celebración contará con oradores que discutirán sobre diversos temas asociados a la salud femenina, y terminará con un concierto.
La endometriosis es una enfermedad crónica que no cuenta con mucha publicidad en nuestros días: se manifiesta modificando los ciclos menstruales y provocando fuertes dolores de estómago, tanto antes como después de la regla. "Queremos crear conciencia sobre este padecimiento", afirma Kullman, quien asegura que hasta 10% de las mujeres suecas lo sufren.
Todo esto suena muy bien, ¿pero en qué parte de la ecuación entran cocteles sangrientos hechos con sangre menstrual? ¿Es una perversa forma de vampirismo? ¿Coctelería extrema? Imaginamos las bromas que satirizarán el evento a ambos lados del espectro de género, como convenciones de vampiros feministas o como trivialización de un mensual rito de paso. (Los hombres están invitados, por cierto). Pero no podemos dejar de sentir curiosidad y preguntarnos, carajo, ¿a qué sabe un coctel de sangre menstrual, en todo caso?
"No es muy líquido, sino más bien un poco espeso", dice Daniela. "Yo he donado plasma, así que tal vez encuentren algunos coágulos por ahí, un poco gelatinosos, ¡ja!".