Si bien el orgasmo femenino y la anatomía de los órganos sexuales tiene realmente poquísimo tiempo de haber sido abordado por el saber médico (en realidad, el mapeo del punto G --cuya estructura sigue siendo sujeto de acalorados debates-- data de finales de los 80 del siglo pasado), el fenómeno de la eyaculación femenina o squirting es una novedad para muchos y muchas, además de una categoría borboteante en el porno comercial. Tal es su auge que el gobierno británico ha amenazado con prohibir su distribución en video, al confundir la eyaculación femenina con orina.
Ahora: el problema está en que podría no ser una confusión.
Para investigar la naturaleza, origen y probable función de la eyaculación femenina, Samuel Salama, ginecólogo del hospital Parly II en Le Chesnay, Francia, reclutó junto a su equipo a un grupo de siete mujeres que reportan producir el equivalente a un vaso de agua en secreción orgásmica.
Pero incluso clasificar el fenómeno con fines de exploración puede resultar truculento: algunas mujeres expulsan líquido de la uretra durante el clímax; otras reportan cantidades tales de líquido que su profusión podría confundirse a simple vista con la orina, aunque el olor y la consistencia es muy distinta. En un orgasmo poderoso, es posible que una mujer eyacule sin darse cuenta.
Salama y sus colegas realizaron estudios a las mujeres que reportaron poder hacer squirting a voluntad a través de ultrasonidos y mapeos de sus glándulas de Skene, estructuras pequeñísimas conectadas con la uretra. Se sabe poco de ellas, pero se cree que son paralelas a la próstata masculina, aunque su forma y tamaño difieren en gran medida entre las mujeres.
A cada una de las siete voluntarias se le pidió una muestra de orina; luego, el ultrasonido confirmó que la vejiga estaba vacía. Acto seguido, la mujer se masturbaba en el laboratorio (a solas o con una pareja), un proceso que podía tomar entre 25 y 60 minutos.
Un segundo ultrasonido tenía lugar antes de que la mujer llegara al orgasmo (cómo fue posible esto sin restarle inspiración a la mujer, es un misterio de la medicina), luego de lo cual se tomaron muestras del fluido expulsado y se realizó un nuevo escaneo pélvico. A pesar de haber orinado, el segundo escaneo reveló que las vejigas de las mujeres se habían llenado por completo, lo que explica la sensación que tienen muchas mujeres de querer orinar después de tener sexo. Sin embargo, el escaneo final, realizado después del squirting, reveló las vejigas vacías.
Esto fue traducido triunfalmente por algunos sitios web como que, puesto que provenía de la vejiga, el líquido expulsado durante el squirting es orina. Pero es un poco más complicado.
Los análisis que se efectuaron en las muestras de fluido mostraron que, al menos en dos de las mujeres, los químicos presentes eran los mismos en la orina que en los expulsados durante el orgasmo. Otras cinco mujeres presentaron antígeno prostático específico (APS) en las muestras de fluido expulsado, una enzima no detectada en la muestra de orina inicial.
Los hombres producen APS en la eyaculación, y su función es ayudar a nadar a los espermas. En las mujeres, el APS se produce en las glándulas de Skene.
Barry Komisaruk, médico de la Universidad de Rutgers, opina que "este estudio presenta evidencia convincente de que el squirting en las mujeres es químicamente similar a la orina, y que también contiene pequeñas cantidades de APS, presente en la eyaculación masculina y femenina".
Más que probar convincentemente que la eyaculación femenina es orina, el estudio permite "reconciliar la controversia entre los fluidos que muchas mujeres reportan expulsar durante el orgasmo: evidentemente hay dos tipos diferentes de fluidos", continúa Komisaruk, "con dos fuentes diferentes. Ya sea que alguno tenga un papel fisiológico o no --es decir, que cumplan alguna función adaptativa-- no se sabe".
Todas las mujeres son capaces
A pesar de las diferencias de tamaño y forma de las glándulas de Skene, Salama cree que todas las mujeres son fisiológicamente capaces de producir estos orgasmos explosivos "si su pareja sabe lo que hace". La declaración cundirá como pólvora (finalmente, muchas mujeres saben producirse mejor el orgasmo solas que acompañadas), por lo que Salama no abunda en el punto, y se dedica a investigar si los riñones trabajan a más velocidad durante la estimulación, o no, y por qué.
A pesar de demostrar que fisiológicamente todas las mujeres pueden expulsar este líquido (pues se trata de una técnica, no de una condición presente en algunas mujeres y no en otras), irónicamente el estudio permite reforzar la prohibición del porno de squirting en el Reino Unido, a causa de la presencia de orina en el líquido expulsado.
No deja de ser interesante también el empeño que se pone en analizar desde tantos ángulos un fenómeno fisiológico que, dado que se encuentra presente en la órbita del placer, tiende a mistificarse o a interpretarse como un mito. Una ironía suplementaria es que, para conocer mejor el placer femenino, debamos utilizar nuevas etiquetas y categorías para lo que ocurre dentro de los cuerpos de las mujeres.
El cuerpo, finalmente, es de tal modo fascinante que tal vez nunca terminemos de conocerlo.