Los niños aprenden a leer pronunciando las palabras en voz alta, y es famosa la anécdota donde San Agustín observa a San Ambrosio leyendo a solas, silenciosamente, y le parece sumamente extraño: después de todo, durante muchos siglos, la lectura fue un acto público sustentado en la voz, en ese sentido público. Leer a solas, para sí mismo, fue considerado durante mucho tiempo una extraña anomalía...
Un grupo de neurólogos italianos llevó a cabo un interesante estudio que vuelve a resaltar la relación entre el sonido y el lenguaje desde el rol anatómico. Para probar esta relación, reunieron a un grupo de 16 voluntarios (12 hombres, cuatro mujeres) que pasaron por cirugías para remover tumores cerebrales malignos. Los investigadores colocaron electrodos en el área de Broca del cerebro de cada participante (un área responsable de la producción verbal) para monitorear su actividad durante una serie de pruebas. Cabe resaltar que los participantes estuvieron conscientes durante la prueba y la cirugía se llevó a cabo utilizando anestesia local.
En la primera parte del estudio, los participantes leyeron frases y palabras en voz alta mientras los investigadores medían las ondas sonoras y las señales eléctricas en el cerebro; en la segunda parte, los participantes leyeron en voz baja las mismas frases y palabras.
El patrón resultante fue sumamente valioso, pues demostró que el área de Broca mostró una actividad similar cuando los participantes leyeron en voz alta y también en voz baja. En otras palabras, en un nivel anatómico, leer silenciosamente o en voz baja se procesa literalmente como un discurso sin voz, como si las palabras fueran pronunciadas por el cerebro, aunque el sonido no emerja por la boca.
Los autores esperan encontrar nuevos tratamientos contra la afasia (daños en áreas del cerebro productoras de discurso) a partir de la observación minuciosa de la actividad cerebral durante la producción del discurso. Otra consecuencia interesante es que "los resultados sugieren que para personas que escuchan normalmente, la representación del sonido está en el núcleo del lenguaje, y no simplemente como vehículo para expresar una actividad cerebral que de otra manera sería misteriosa". Dicho de otro modo, toda representación cerebral del lenguaje pasa por el cerebro como discurso pronunciado en voz alta.