Uno de los mejores descubrimientos recientes en materia de biología fue que los bosques tienen una red subterránea por donde se comunican. Su sistema, hecho de hongos adheridos a las raíces, funciona igual que las neuronas en el cerebro humano. Un árbol puede estar proporcionando oxígeno a otro árbol a kilómetros de distancia gracias a que todas las raíces se tocan por debajo del suelo. Esta comunicación arbórea es, en pocas palabras, el mejor ejemplo de la vida comunitaria altruista. Pero ahora sabemos algo más acerca de esto: al igual que los humanos con el internet, las plantas pueden usar su sistema con propósitos siniestros.
La BBC explica que algunas plantas roban a otras usando su "internet". Hay plantas que no tienen clorofila, por ejemplo, así que no pueden producir su propia energía a través de la fotosíntesis. Algunas de estas plantas, como la hermosa orquídea fantasma, toman el carbono que necesitan de árboles cercanos vía el micelio de hongos al que ambas están conectadas.
Lo anterior puede verse como un acto de altruismo por parte de la planta atacada, que manda una especie de señal por medio del sistema de red. Lo cierto es que sabemos muy poco de la silenciosa sofisticación subterránea que ocurre en el reino vegetal, y que estamos lejos de considerarnos más inteligentes que el sistema de plantas.