Diversos estudios nos han hecho saber que a las mujeres, en su mayoría, no les importa el tamaño del pene del hombre que eligen, aunque sí mantienen algunos parámetros. Con respecto a esto, recientes estudios apuntan a que dichas preferencias femeninas podrían haber tenido influencia en la evolución del pene masculino humano, que es más grande y largo en comparación con otros primates.
Los genitales masculinos evolucionan rápidamente; se han encontrado particularidades en ellos cada vez más diversas --en comparación con las de otros rasgos físicos del cuerpo--, con una gran variación en su tamaño y forma que nos da indicio de que algún factor externo está alterando a nuestra especie. El estudio fue publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences, el cual nos revela la posibilidad de que la preferencia femenina esté ayudando a formar el tamaño y grosor del pene humano a través de la selección natural.
Los investigadores diseñaron 56 imágenes en el ordenador, las cuales mostraban hombres con diferentes tipos de anatomía, que variaban en tres factores: altura, relación de hombro a cadera y longitud del pene. 105 mujeres australianas heterosexuales calificaron las proyecciones, concluyendo que los hombres más altos, con un tipo de cuerpo masculino (señalado por una proporción de hombros más ancha) y pene más largo son el atractivo sexual perfecto, pero no sin descartar los límites de longitud de éste último. Los hombres que rebasaban el tamaño de la medida promedio no obtuvieron resultados aceptables. El líder del estudio, Brian Mautz, biólogo ahora en la Universidad de Ottawa en Canadá, afirmó que el modelo de atractivo ideal radica entre los 12,8 y 14,2 centímetros en su estado flácido. Un tamaño relativamente cerca de la media que posee la población (9cm) con ideales “perfectos” respecto a la altura y la medida de los hombros, lo que nos dice que las mujeres prefieren un ratio mayor de estos dos factores en comparación con la del pene.
Por otra parte, algunos investigadores han opinado sobre la profundidad del estudio. Alan Dixson, un primatólogo de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, dice que "la investigación debería ampliarse para incluir a las mujeres de otros países y culturas, especialmente las de poblaciones indígenas en las que no suele utilizarse ropa completa".
"Más importante aún, la preferencia femenina tiene que estar atada al éxito reproductivo", dice William Eberhard, un biólogo evolutivo de la Universidad de Costa Rica en San Pedro: "las mujeres prefieren un pene grande al elegir una pareja, pero eso no necesariamente se traduce en más descendencia que llevan los genes".
Habría que cuestionar la seriedad con la que se toma este asunto, o si se trata de otro de esos sarcasmos de la ciencia que nos mantienen perturbados esperando respuestas.