De la mariposa a la psique: el papel de la imaginación en la metamorfosis animal

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Disco imaginal del ala de una mariposa[/caption]

Novalis, el poeta e ingeniero alemán que pidió "poetizar la ciencia", sonreiría al descubrir el hermoso y profundamente metafórico nombre que científicos le han dado a las células que completan la metamorfosis de una larva en una mariposa: las células imaginales. No podemos dejar de tomar en cuenta, a la luz de este nombre, la sugerencia de que es la imaginación la que hace cruzar de estadio hacia una crisálida, en el caso de la mariposa y quizás también en el caso de la psique (recordando que la diosa Psique, el alma misma, era representada con alas de mariposa).

Esta es la historia de la transformación "imaginal" de una mariposa. Podemos pensar en las células como ciudadanos de una polis, cada una cumpliendo una función: manufactura, transporte, defensa, etc. En el caso de una oruga existe un tipo de células que yacen en un estado de quietud durante la fase embrionaria, como si se tratara de ciudadanos que no participan en la actividad civil de la polis, inconformes o apáticos (acaso soñando con otros mundos). Preparándose para la fase de transformación, la oruga consume grandes cantidades de alimento, inflando su cuerpo hasta quedar empachada, inmóvil. Así adherida a una rama, en este estado de indigestión letal, forma una crisálida --la cáscara de su eclosión-- y se empieza a consumir a sí misma. En ese momento empiezan a brotar las células imaginales que forman los discos imaginales que codifican partes específicas del cuerpo futuro de la mariposa, como las alas. Estas células no son reconocidas por el sistema inmune de la oruga y son atacadas, pero el cambio está en marcha y su programación genética les permite alimentarse de la sopa de oruga que se forma en la destrucción de las células larvarias. Florecen en el caos que destruye al viejo sistema de la oruga. Lynn Margulis y Dorion Sagan ven en esto un ejemplo de lo que llaman genomas adquiridos: las células imaginales guardan un otro genoma que se activa en la crisálida. En ese estado de estupor que liquida a la pupa, las células imaginales que antes estaban aisladas en espera del momento de "sublevarse" se unen y crean un nuevo sistema en el que cumplen todas las funciones vitales del organismo: son ahora una mariposa.

No es difícil ver en la metamorfosis de una mariposa toda suerte de metáforas. La primera, por supuesto, la representación de un proceso perenne de vida y  muerte implícito en toda estructura o forma (la mariposa, emblema y fractal de la transformación misma, el mundo como proceso). Es decir, no sólo morimos al final de la vida, todo el tiempo estamos muriendo y renaciendo. Otra analogía que se vuelve evidente es la de la transformación de un viejo sistema --una revolución-- a través de otro tipo de células o ciudadanos, que en este caso cuentan con el genio de la imaginación y pueden ver lo que para los demás es invisible (el grito solar de la mariposa). Richard Bach escribe: "Lo que la oruga llama el fin del mundo, el maestro llama una mariposa".

Podemos pensar, como sugiere el biólogo Bruce Lipton en el siguiente video, que las células imaginales son como los artistas y científicos, tocados por la imaginación, que de las cenizas del viejo mundo, moviéndose en los márgenes de lo establecido, esculpen nuevas realidades. Los maestros que entre las astillas y las ascuas de la destrucción ven la flor alada de la mariposa. Los artistas, científicos o filósofos cuyas ideas novedosas son resistidas por la sociedad establecida porque ven en ellas amenazas para el viejo orden, literalmente significan el fin del mundo que conocen y en el que cómodamente viven.

Existe la tendencia a antropomorfizar este proceso y ver en la metáfora de las células imaginales de una mariposa un proceso planetario en el que la humanidad impulsada por las alas de la imaginación tiene una crisálida, cobra masa crítica y se dispara hacia un estado superior de evolución y conciencia. Este discurso es parte del arquetipo apocalíptico o del arquetipo de la singularidad tan propio del new age y de las religiones milenaristas que esperan que las cosas se resuelvan en un instante fulminante, en un salto cuántico o en una revelación mesiánica. Tenemos varios ejemplos recientes de pólvora seca dentro de esta corriente de imaginación político-religiosa que, a diferencia de la realidad de la mariposa que vuela en el Sol, se mantienen sólo como utopías o fantasías. Utilizando la serendipia de los científicos que acuñaron las "células imaginales", me gustaría explorar otro sendero en torno a la "transformación imaginal".

Sabemos que, aunque yacen en un estado de duermevela, las células imaginales ya tienen programado su destino, tienen el código latente que formará las alas y dará a luz a la maduración sexual en la mariposa (cuyo estado final se conoce como imago). No es que las células imaginales sean células de oruga, son más bien células de mariposa soñando en el cuerpo de una oruga. Extendiendo esta línea poética trazada por Novalis, podemos decir que de alguna forma esto es lo que le ocurre al alma en el cuerpo humano (recordemos que "psique" originalmente significa alma). Sin escatimar la riqueza metafórica especulativa, digamos que de la misma forma que es la imaginación, literalmente el disco imaginal, lo que hace que una larva se transforme en un insecto alado, es también la imaginación la que hace que el alma (Psique, la diosa de alas de mariposa) se haga en el cuerpo ("este mundo es el valle de forjar almas", escribió John Keats). Y no sólo en la muerte como el vuelo o la crisálida del alma, sino en las muertes pequeñas, que atraviesan nuestra existencia como fractales de la muerte. Por ejemplo, en el sueño o en las experiencias de desdoblamiento astral. Tal vez la imaginación ya es alma en nuestro cuerpo, de la misma forma que el disco imaginal ya es mariposa en la oruga. La vida en un cuerpo, crisálida psíquica (psychrysalis).

Pienso en la siguiente frase de James Hillman: "Si la imagen es psique, como dice Jung, por qué no decir, 'las imágenes son almas'". La imaginación en la antigüedad era pensada no sólo como la capacidad de entretener fantasías y cosas inexistentes en la mente, era más bien la interfase entre nuestro mundo y el cielo, el órgano para percibir las imágenes. En la filosofía de Platón, las imágenes (o ideas) son las formas primordiales con las que se creó el mundo y a través de las cuales se transparenta la divinidad. Algo similar podemos pensar que es el alma: visión y conexión entre lo humano y lo divino. 

Una última coincidencia significativa, el gran escritor griego Nikos Kazantzakis describe una experiencia transformadora en la que habiendo encontrado un capullo en un olivo, se acercó impacientemente y le sopló para un instante después ver cómo una mariposa emergía de su capullo. Su aliento había acelerado el proceso --lamentablemente demasiado y la mariposa, impelida por el aire hacia el mundo, murió prematuramente. Lo que interesa de esto es que el aliento había llevado a la mariposa a nacer y romper su capullo.

En este sitio sobre las mariposas leemos la descripción de una autora desconocida que parece confirmar vagamente lo que presenció Kantzakis. Dice: "En un libro para niños que leí se decía que la mariposa brota de su crisálida tomando un aire profundo". Claro que esto no es una fuente confiable pero me deja persiguiendo embelasado una estela poética, cazando una mariposa azul. La palabra alma y la palabra psique, las dos, etimológicamente tienen que ver con "aliento o aire". Para seguir tejiendo la madeja, la palabra "estética" en su origen presocrático significa "suspirar o respirar súbitamente". De nuevo, en la filosofía platónica es la belleza la que nos acerca al alma, la que hace visible en este mundo la divinidad. La mariposa, símbolo del alma o Psique, es también símbolo de la belleza. Este tal vez sea simplemente el sentido de las células imaginales y la metáfora tripartita de Psique (diosa, alma y mariposa), una base poética de la mente que nos acerca al alma, a aquello profundo de la existencia que nos brinda significado.

Al final tal vez todo esto sólo sea polvo de la imaginación, estirando la liga, pero a mi juicio hay una cierta belleza en las correspondencias, en encontrar conexiones insospechadas, en descubrir que una cosa es igual a otra. Algunos partidarios del new age buscan las células imaginales en el ser humano, aferrándose a cualquier cosa que les sugiera trascendencia de su propio estado, de su propia realidad (otros incluso ya venden manuales para activarlas), pero será difícil encontrarlas en el cuerpo humano: las células imaginales son parte del cuerpo poético del mundo. 

Twitter del autor: @alepholo

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