Algunos dicen que la arquitectura es música congelada; que la esencia del arquitecto, al igual que en las armonías, perdura a través de los siglos sin perder nunca su objetivo, el único que existe. Pero hablar de dicho objetivo nos remite a pensar en las exigencias más volubles del hombre para transformar al medio ambiente en sitios habitables y útiles para su desarrollo social, estructuras materiales que son necesarias para subsistir e intimar armónicamente dentro del entorno. Sin embargo, la arquitectura también es una ciencia creativa que en muchas ocasiones hemos visto intervenir como obra de arte, no sólo por sus constantes exigencias gráficas que superan a veces la realidad y la necesidad para llevarlas a grados superiores de ambición, sino también porque la disciplina misma es un sinónimo de “estructura”, palabra que no necesariamente refleja un objeto inerte en la realidad.
Es precisamente en este campo donde se sitúa el nuevo libro de la editorial Gestalten: Edificios diseñados para jamás construirse. Imagina que el edificio donde trabajas tiene paredes invisibles o que su diseño pareciera una pieza retorcida de Duchamp; imagina que vivieras en un huevo gigante o que tu departamento tuviera una resbaladilla para deslizarte a las calles. Estas son algunas ideas que el libro Imagine Architecture: Artistic Visions of the Urban Realm nos plasma a lo largo de cuatro secciones: “The House”, “The Tower”, “The City” y “The Ruin”, que incluyen referencias de los creadores en la apertura de cada capítulo, además de algunas citas de pensadores ilustres como Marco Polo, Carl Jung y el arquitecto Rem Koolhaas.
En la introducción del libro la curadora en arquitectura Lukas Feireiss escribe sobre el tipo imaginario que se encuentra en el arte y la literatura, sobre cómo puede ser visto como un medio para que las personas luchen por nuevas ideas en el intelecto, en su desarrollo político y social pero sobre todo en su entorno cultural, que nos remite a pensar también en la ciencia y cómo los científicos comienzan sus experimentos con simple especulación e imaginación.
Tal desafío nos expone la sección “The Ruin”, que nos plasma el futuro de las construcciones cuando se convierten en escombros y materia inutilizable, cuando la estructura ha perdido su propósito en la vida humana: "El futuro de cualquier edificio es su ruina. ¿Por qué no planificar, dibujar o construir uno desde el principio?", escribe Feireiss. El libro invita al espectador a construir en su imaginación los maravillosos diseños que alguna vez se encontraron en todos esos escombros: a palabras de Feireiss: "el carácter incompleto de la ruina llama a ser completado en el ojo de la mente del espectador".