Por más escandaloso que parezca, hasta hace poco más de 100 años algunos doctores trataban a ciertas mujeres con estimulación manual del clítoris. Orgasmos eran administrados a mujeres a las que se les diagnosticaba con el misterioso cuadro de "histeria" (un diagnóstico que se remonta a Hipócrates).
Rachel Maines habla sobre esta extraña práctica en su libro The Technology of Orgasm, la cual no era considerada como algo sexual, ya que el razonamiento consistía en que "al no haber penetración, entonces no había sexo". El tratamiento era indicado para detener una especie de fiebre. Así la frialdad médica que, sin embargo, tenía la calidez táctil para brindar el servicio de estimular el clítoris de las mujeres para combatir su histeria. Existen reportes de casos de estimulación orgásmica desde el siglo XVI.
La razón por la cual esta práctica fue descontinuada, según Maines, no tiene que ver con que los orgasmos hayan sido desacreditados como un tratamiento científico para la histeria, sino simplemente con la aparición en el mercado de los vibradores, los cuales se volvieron de uso común en casa en los años 20 e hicieron que los médicos consideraran su antiguo tratamiento como pornográfico. Fue hasta 1957 que los manuales de diagnóstico dejaron de incluir a la histeria.
Evidentemente, esta práctica revela cómo en 100 años ha habido verdaderamente una revolución en cuanto al conocimiento científico de la sexualidad (algo que antes era limitado por la religión). Por otro lado, más allá del sexismo primitivo de agrupar bajo un diagnóstico vago e impreciso a las mujeres histéricas, es un atisbo temprano también de la importancia de la sexualidad para la salud. Algo que hoy en día ha sido asimilado en diferentes ámbitos del conocimiento, particularmente a partir del trabajo de Freud (si bien el orgasmo femenino sigue mistificando a propios y extraños). Por cierto, relata Maines, Freud, el psiconaalista que "no sabía lo que querían las mujeres" no era muy bueno aplicando este tratamiento, por lo que encontró una causa alternativa para la histeria, la cual trataba hablando y ya no masturbando a las mujeres en terapia.