El cinefotógrafo de Adiós al lenguaje, Fabrice Aragno, comenta en una entrevista que le gusta trabajar con el maestro porque a veces lo manda a hacer tomas que necesita de manera solitaria; Godard no va con él. Es que para Godard la manera como una imagen comunica es por medio de lo que quiere decir semánticamente, la imagen no tiene cualidades particulares más que ser una encarnación del lenguaje.
Adiós al lenguaje consta de tres personajes principales, con varios otros que funcionan como satélites; ellos son una pareja heterosexual y un perro sin una raza definida.
Como consta en la entrevista el proceso 3D de la cinta es completamente casero, diseñado por el mismo Aragno, quien entendió que lo mejor era tener dos cámaras Canon 5D, en un rig, separadas a una distancia prudente. A mí en lo personal, el uso más revolucionario que le vi fue cuando se les ocurrió separar estás dos cámaras: una se queda con un personaje y la otra panea con el otro que camina a la derecha asesinando a tiros a una persona y regresando caminando a la izquierda, entrando al plano de la cámara que se quedó con el otro personaje para volverlo nuevamente 3D; constituye simplemente una acción cinematográficamente alucinante y deja un camino grande para explorar.
Aragno llega a cambiar formato con otras cámaras dobles; por ejemplo la unión de las minúsculas cámaras GoPro, además de dotar de una nueva textura que se satura de color en la postproducción, vuelve mucho más orgánica la cinta con respecto al tema que es la desaparición del lenguaje. Es el lenguaje que queda escrito en la mente del que lo mira sin estar forzado a leerlo, es un lenguaje ahora digital que cobra otros significados ocultos que salen a la luz por medio de la pantalla de algún device electrónico. Godard, como siempre, se dedica a inundar la pista sonora de citas de grandes autores; en uno de esos momentos escuchamos a Monet que declara que la responsabilidad del artista es pintar lo que no puede ver. Así la película, por medio del 3D, hace aparecer lo que no se puede ver, el campo que está alrededor de todo y las intenciones.
Se menciona la escultura de Rodin El pensador: se compara con un hombre defecando; así, el personaje masculino comenta mientras caga desnudo en un excusado que eso sí es generosidad, ese acto de ponerse al nivel de todos, o por debajo. Parece que Godard habla de sí mismo en este acto creativo, bajando al último peldaño y compartiendo caca.
En la televisión de la casa constantemente hay películas antiguas, en blanco y negro, que dejan claro que ese lenguaje análogo con el que todavía edita Godard está desapareciendo. Un mundo digital es completamente manipulable, el discurso puede cambiar en cualquier momento que se decida, no hay una realidad estable; estamos en el aire, por así decirlo. Godard lo sabe; sigue usando métodos análogos, viviendo así en un universo análogo, despidiéndose de otro universo que comienza a flotar por las nubes, alejándose.
Twitter del autor: @psicanzuelo