¿Te imaginas pasar horas y horas en nada más que la contemplación ininterrumpida de los movimientos azarosos de las medusas? Mirar cómo estos celentéreos improvisan un ballet involuntario, guiados únicamente por su instinto o lo que sea que anime esa singular anatomía exenta de cerebro o corazón o algún otro órgano al que usualmente asociamos el pensamiento complejo.
Quizá por eso este es un baile sencillo. Una floración dinámica. El aleteo submarino de animales que circulan de un lado a otro ajenos y desinteresados de la atención que ponemos en ellos.
El streaming es cortesía del Acuario de la Bahía de Monterey, California.