México es el país surrealista por excelencia: sólo aquí es posible que las organizaciones criminales fabriquen tanques que compiten con los del ejército e igualmente que un grupo de vigilantes, conocidos como autodefensas, apliquen las mismas estrategias en Michoacán para defender sus pueblos.
La policía ha decomisado más de 40 monstruos a los Zetas, pero se estima que muchos más aún recorren las carreteras del norte del país, como si se tratara de piezas de utilería salidas de Mad Max.
Pero en Michoacán, donde las fuerzas de las autodefensas combaten contra los Caballeros Templarios, personas como Francisco Espinosa (en la foto) emplean a herreros de la localidad para transformar vehículos de carga en piezas de artillería móvil, útiles tanto en la defensa como en el ataque.
Estas imágenes fueron tomadas por GlobalPost en el poblado de Tepelcatepec, en Tierra Caliente, Michoacán. Muy pocas veces han sido utilizados en el campo de batalla (finalmente, no cabe romantizar la guerra: México sigue en guerra contra sí mismo), pero podría tratarse de un vistazo al futuro de las carreteras, donde monstruos de metal como estos se vuelvan tráfico común.