Hace unos 4 años, Nadav Kander decidió emprender un viaje hacia las estepas de Kazajstán en busca de las “ciudades cerradas”, una red de ciudades que se encontraban en un área de pruebas nucleares soviéticas y que permanecieron inexistentes para los extranjeros hasta la llegada de Google Earth.
La primera parada fue el pueblo de Kurchátov (llamado así en honor al físico que desarrolló la primera bomba nuclear soviética), donde encontró un guardia en la puerta. Después de lograr convencer al guardia, se dirigió a la única posada del lugar y se preparó para empezar a tomar fotografías.
Las ruinas fotografiadas nos atraen inmediatamente, hay algo oculto en ellas que sabemos que nunca podremos descifrar. Hay algo hermoso en ellas, aunque no es fácil decir qué.
Actualmente las fotos se exhiben en la Flowers Gallery de Londres, para posteriormente ser editadas en un libro que saldrá en noviembre.
El Semipalatinsk fue el lugar favorito de los soviéticos para realizar pruebas nucleares; más de 450 se llevaron a cabo entre 1949 y 1989, todas cerca de zonas habitadas. Poco fue investigado sobre el impacto de las pruebas en la gente o el ambiente hasta que el sitio fue cerrado en 1991, cuando un grupo de científicos trabajó para asegurar los restos de plutonio en el área.
Las imágenes de Kander parecen estar suspendidas en un espacio atemporal, imposible de ubicar con certeza en un mapa, el “área donde el zar expulsó a Dostoievski”. Esa desoladora falta de personas en las fotos parece paradójicamente hablarnos de lo que ha sido la humanidad. Nos habla de la decadencia, de la muerte, y de aquello que la sobrevive.