Existe una versión alterna a la historia oficial de la vida de Jesucristo, que asegura que este personaje en realidad no murió crucificado por los romanos (y por lo tanto, no resucitó). De acuerdo con esta extravagante pero no por ello descartable hipótesis, quien fue realmente muerto en la cruz fue un hermano de Cristo, mientras que este logró escapar hacia Japón, en donde se instaló en un lugar llamado Shingo y murió a los 106 años, después de tener tres hijos con una mujer local.
Esta teoría, que se describe en los Documentos Takenouchi (un estrambótico registro que fue hallado en 1936 y luego destruido durante la Segunda Guerra Mundial), es aceptada por miles de seguidores que visitan anualmente el poblado de Shingo. Además, supuestamente muchos de los habitantes de este lugar muestran variaciones raciales con respecto al resto de los japoneses, las cuales son atribuidas a que descienden de un occidental, es decir de Cristo mismo.
La supuesta tumba del "hijo de Dios" se ubica en la cima de una colina, junto a dos sepulturas que presuntamente guardan los restos de Isukiri (el hermano crucificado) y un manojo de cabello de la Virgen María.