La CIA descubre (tras exhaustivo estudio) que entrenar milicias es malo

La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), basada en años de trabajo de campo e investigaciones --suponemos-- exhaustivas, ha llegado a una asombrosa conclusión: apoyar militarmente a milicias extranjeras no es bueno a largo plazo.

Digámoslo otra vez, en caso de que la compleja ecuación resulte abrumadora para los lectores: dar armas y entrenamiento militar a milicias rebeldes en países en conflicto no es una buena idea.

Y es que una comisión investigadora de la CIA, por encargo del presidente Obama, evaluó el impacto histórico de apoyar insurgencias, contrainsurgencias y milicias alrededor del mundo, desde Grecia en el 47 hasta Afganistán en los 80, para decidir si sería buena idea apoyar a los rebeldes sirios en su última batalla contra el Estado Islámico. El reporte aún clasificado mostró que los pasados intentos de entrenar y apoyar militarmente estos levantamientos han tenido "mínimo impacto en el resultado de un conflicto a corto plazo", según los extractos publicados por el New York Times.

Las conclusiones fueron presentadas a Obama en medio del escepticismo de los veteranos de su administración sobre apoyar y entrenar (o no) "a la fracturada oposición siria". El informante anónimo de alto nivel que hizo público el reporte afirmó que "una de las cosas que Obama quería saber es: ¿Esto ha funcionado alguna vez?".

Tal vez una somera revisión a la historia de las intervenciones militares de EE.UU. en el resto del mundo durante el último siglo habría evitado la creación de una comisión especializada: la primera operación de entrenamiento paramilitar fuera de EE.UU. se realizó el año mismo de la creación de la CIA, en 1947, cuando el entonces presidente Harry S. Truman destinó algunos millones de dólares a apoyar a Grecia para acabar con la naciente insurgencia comunista.

A partir de ahí es fácil seguir la línea de lo que la CIA y EE.UU. entiende por "apoyo": armar milicias locales para destruir gobiernos de izquierda. El caso más claro fue Bahía de Cochinos en 1961, cuando la CIA entrenó a una guerrilla cubana para derrocar a Fidel Castro, con resultados desastrosos.

En los 80 la tendencia continuó, primero en Nicaragua, cuando Reagan trató de derrocar al gobierno sandinista, y luego con la única excepción a la accidentada militarización del tercer mundo: la guerra entre Rusia y Afganistán terminó con la contundente derrota del país árabe y la retirada de los soviéticos en 1989. Sin embargo, la única vez que una milicia entrenada por la CIA fue exitosa, el karma parece más cabrón indiscutible que nunca: esa misma milicia de guerreros mujahideen sería la cuna de los líderes de lo que posteriormente sería Al Qaeda, entre ellos Osama Bin Laden, que (en la versión oficial) ejecutaron el ataque del 9/11.

A favor de la CIA podríamos decir que es de sabios cambiar de opinión. O al menos insistir en nuevos errores: armar y entrenar tropas y ejércitos paramilitares por todo el mundo no es una acción precisamente "inteligente" de la agencia de inteligencia más poderosa del mundo. Al menos ahora tienen un estudio que lo respalda.

Twitter del autor: @javier_raya

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