El Integratron es una edificación geomagnética con características, literalmente, de otro mundo. El ingeniero aeroespacial George Van Tassel comenzó su construcción en 1954, basado supuestamente en los escritos de Nikola Tesla y en las comunicaciones que tuvo con un visitante del planeta Venus, de nombre Solgonda. Mide 10 metros de alto y unos 23 de diámetro, formando un domo acústico que ha sido utilizado por músicos de rock, terapeutas holísticos y conductores de programas de cocina.
El lugar (un vórtice de campos magnéticos) y el proyecto original del domo costaron 150 mil dólares, pero la muerte de Van Tessel en 1978 impidió completar el dispositivo electrostático de 50 megavoltios --que sería alojado en el Integratron--, por lo que hoy en día alberga un tipo de actividad muy distinta a la que se pensaba originalmente. Pero su leyenda lo precede.
Este año, por ejemplo, el Integratron será sede de la Retro UFO Space Convention, y el lugar ofrece numerosos servicios de sanación acústica.
El baño sonoro consiste en exponerse a los sonidos de cuencos de cristal durante media hora en el domo, cuya acústica genera una resonancia poderosa en el cuerpo. A decir de los administradores actuales del Integratron (cuya curva narrativa comienza como un aparato de alta tecnología para hacer contacto con otros mundos, y termina en un spa), cada cuenco de cristal “está afinado con los centros energéticos del cuerpo, o chakras, donde el sonido se vuelve nutritivo para el sistema nervioso”.
Como turismo holístico o ruina de una improbable embajada de Venus en la Tierra, el Integratron sigue siendo una parada obligada para cientos de investigadores del fenómeno OVNI, turistas, astrónomos y curiosos.