El asesinato, la interrupción de una vida, es quizá el crimen más deplorable, o en todo caso el "más definitivo" que puede ocurrir al interior de una sociedad. Por eso, el número de muertes violentas es un referente fundamental para evaluar las condiciones de seguridad pública de un país.
Durante la última década la situación latinoamericana se ha recrudecido en materia de asesinatos, en muchos casos por circunstancias ligadas al tráfico de drogas. Por otro lado existen países en los que la probabilidad de morir asesinado está próxima al cero, los cuales sirven como referencia para entender las particularidades de un contexto sociocultural que inhibe al máximo el homicidio.
Un estudio que ubica a los países de la OCDE de acuerdo con su tasa de homicidios revela que Islandia es el país europeo mejor posicionado en este rubro, ya que registra tan sólo 0.3 de asesinatos por cada 100 mil habitantes –a nivel mundial sólo es superado por Singapur, con 0.2., mientras que en América Latina Chile ocupa tal distinción, aunque a buena distancia de sus pares europeo y asiático, con 3.1. En contraste, el caso de México es muy triste, ya que de todos los países de la OCDE es el peor ubicado, con 21.5, y ya a nivel regional la situación de Honduras resulta devastadora, ya que este pequeño país tiene una tasa de 90.4 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Cabe destacar que quizá el caso de Islandia es más loable que el de Singapur si consideramos que en el país asiático la normatividad es hiperestricta, lo cual ciertamente se traduce en un eficiente control de las cosas, pero la pequeña isla escandinava tiene resultados similares sin tener que recurrir a medidas como pena de muerte por delitos relacionados con drogas o prohibir mascar chicle en un espacio público.
De acuerdo con El País, especialistas que se han dedicado a analizar los casos más extremos de uno y otro lado han concluido que los países más seguros en cuanto a baja tasa de homicidios coinciden en condiciones tales como bajos niveles de desigualdad, oportunidades para los jóvenes y una infraestructura generosa a disposición de la población.