El milenario arte de los números ha sido históricamente dominado por el género masculino. A pesar de que han existido mujeres matemáticamente brillantes, por ejemplo el caso de la hija de Lord Byron, Ada Lovelace, una muestra de la hegemonía de los hombres en este campo es que el máximo reconocimiento a logros matemáticos, la Medalla Fields, jamás había sido otorgada, hasta ahora, a una mujer –el premio se estableció hace casi un siglo, en 1936.
Recién se otorgó en Seúl la medalla a una profesora iraní de la Universidad de Stanford, Maryam Mirzakhani, por su trabajo en el área de las matemáticas "puras", específicamente en lo que se refiere al comportamiento de los sistemas dinámicos. De acuerdo con declaraciones vertidas al New York Times por el profesor de Harvard Curtis T. McMullen, quien por cierto asesoró a Mirzakhani en su tesis doctoral, la contribución de la iraní consiste en que:
Descubrió que en otro régimen, las órbitas dinámicas son estrechamente comprimidas para adecuarse a las leyes algebraicas. Estos sistemas dinámicos describen superficies que tienen múltiples agarraderas, como un pretzel, cuya forma está evolucionando con el tiempo al estrecharse y modelarse de una manera precisa.
Tras advertir que "Cualquier matemático te diría que no hay diferencia entre las matemáticas que hace un hombre y las que hace una mujer", Mirzakhani compartió su esperanza de que este premio sea un aliciente para otras mujeres matemáticas y aseguró que, si bien ella es la primera en recibir la medalla, está segura de que muchas más le continuarán.