Cuando Caroline Coronel pudo abrazar una vez más a su padre, rebosaba de alegría. Luego iniciaron una increíble conversación que terminó justo cuando Caroline despertaba.
Soñar con su padre recien fallecido fue una de las primeras elecciones de Caroline después de aprender a controlar sus sueños. Lograr tener sueños lúcidos es una técnica que, a pesar del escepticismo, cada vez más personas como Caroline están aprendiendo.
Pero tener sueños lúcidos no sólo se trata de aprender a volar o de hacer lo que en la vida real no puedes o no te atreverías, sino que también puede tener fines terapeúticos, como detener pesadillas recurrentes, controlar el insomnio o incluso ayudar a curar el síndrome de estrés postraumático.
Aunque para algunos los sueños lúcidos son aún algo extraño, fueron reconocidos como un fenómeno científico desde 1913 por un psiquiatra londinense. La mayoría de nosotros soñamos alrededor de dos horas cada noche durante el sueño REM, pero la mayoría de nuestros sueños son olvidados apenas despertamos.
Desde el éxito de la película Inception en 2010 ha habido cada vez más interés en el tema del control onírico, lo cual ha llevado al surgimiento de toda una oleada de cursos que prometen enseñarte a tomar control de tus sueños (en noviembre se llevará a cabo en Londres la conferencia más grande sobre sueños lúcidos que se ha hecho alguna vez).
En muchos de estos cursos se enseña a pensar acerca de acciones que puedan servir de gatillo para despertar dentro del sueño, tales como apagar y prender una luz (lo cual a veces puede ser imposible en un sueño). Otra de las técnicas es tener seis horas de sueño, despertarse por un periodo de entre 20 y 60 minutos, relajarse y regresar a la cama pensando en lo que te gustaría soñar antes de volver a caer dormido. Otro consejo común es durante el día ver objetos familiares mientras te haces la pregunta “¿Estoy soñando?”; esto para generar un acto reflejo que se pueda repetir en el sueño. Escribir un diario de sueños también es recomendable.
Caroline acudió a uno de estos cursos y empezó a tener sueños lúcidos tan sólo una semana después. Se sentía culpable por la muerte de su padre por no haber seguido su voluntad de no recibir asistencia médica, pero después de verlo en su sueño y platicar con él se sintió completamente aliviada.
Hay quien piensa que este tipo de terapia pudiera tener efectos adversos, pero en general los testimonios son positivos. Está por ejemplo el caso de Myrna Nicol, quien probó este tipo de terapia después de sufrir constantes pesadillas producto de una relación llena de abusos que duró siete años. Su exnovio era protagonista persistente de sus pesadillas, pero en el momento en el que aprendió a controlar sus sueños, fue capaz de hacerle frente y cerrarle la puerta en la cara.
Siguen las dudas sobre el potencial terapéutico de los sueños lúcidos, pero es posible que sean la llave que abra la puerta que permitirá salir del mundo de miedo en el que a muchos los sumergen sus sueños.