Minuciosos mandalas de microchips subvierten la obsolescencia programada (FOTOS)

Leonardo Ulian es un artista que ha tomado una herramienta de la filosofía y el pensamiento budista (el mandala, literalmente círculo) y lo ha "occidentalizado" con resultados fascinantes. El material de trabajo que utiliza para sus collages e instalaciones son computadoras y televisores viejos, como los que se desechan a diario en todas las ciudades del mundo; pero Ulian cree que el acto de desechar es más profundo. En entrevista con Wired dijo:

Sólo usamos las máquinas y no sabemos qué hay dentro de ellas. Yo quería sacar lo que estaba dentro de las cajas de esas máquinas y mostrar la belleza que contienen.

Tal vez no muchas personas consideren que circuitos, microchips y otros elementos invisibilizados pero indispensables para el funcionamiento de nuestras "máquinas" podrían ser, en sí, un material de trabajo artístico, ajeno a su función --e incluso despojado de la función para la que fueron hechos: se trata de una especie de renacimiento, de reencarnación o espiritualización de la materia a través de su paso por el limbo del basurero hasta convertirse en piezas de enigmática, geométrica belleza.

Los monjes budistas que hacen ritualmente mandalas de arena de colores ponen tanta ceremoniosidad en su manufactura como en su posterior destrucción. Es el elemento efímero precisamente lo que interesa a Ulian, pues "en cierto sentido, la tecnología es efímera; siempre está evolucionando, y siempre estás buscando el nuevo teléfono o la nueva computadora, así que es como un mandala. Se extinguen y no pueden ser permanentes.

Su nueva serie, Microchip Synapse, enfatiza en el elemento de interacción humana que da sentido y función a la tecnología: "Vivimos en un momento donde la electrónica realmente cambia las fronteras de cómo percibimos la realidad".

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