Las dimensiones ocultas de la guerra psíquica
Por: David Metcalfe - 08/11/2014
Por: David Metcalfe - 08/11/2014
Y a los hombres que estaban a la entrada de la casa los hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se cansaban tratando de hallar la entrada.
Génesis 19:11
The fearefull aboundinge at this time in this countrie, of these detestable slaues of the Deuill, the Witches or enchaunters, hath moved me (beloued reader) to dispatch in post, this following treatise of mine, not in any wise (as I protest) to serue for a shew of my learning & ingine, but onely (mooued of conscience) to preasse/thereby, so farre as I can, to resolue the doubting harts of many
King James I, Preface to Daemonologie
Parte II: La espina que seduce, la herida que sana: Reflexiones en torno al “resurgimiento del ocultismo”—Las dimensiones ocultas de la guerra psíquica
El vidrio verde del cuarto refleja una luz suave sobre el bronce lustrado y los elegantes accesorios de piel. Bebemos ron con coca. La falsa elegancia del bar del hotel me tranquiliza hasta la sumisión al tiempo que, con su voz cantarina, el antiguo Director de Project Stargate repite suavemente la letra de una canción de Tom Lehrer sobre Wernher von Braun, el científico de los cohetes, una pieza clave tanto en el programa balístico alemán de la Segunda Guerra Mundial como en el programa espacial estadounidense en la época de la posguerra:
Don't say that he's hypocritical,
Say rather that he's apolitical.
"Once the rockets are up, who cares where they come down?”
“That's not my department," says Wernher von Braun.
“¿Ya la habías escuchado?”, pregunta, sonriendo.
Al levantar la vista hacia el televisor al otro lado de la sala, me doy cuenta de que en la pantalla aparece fugazmente una cita de William S. Burroughs sobre la coincidencia y la magia. Siento escalofríos en todo el cuerpo. Son las 11 de la noche del sábado y acabo de pasar dos días enteros en el Rhine Research Center con Ed May y Joseph McMoneagle, conociendo la historia del programa de visión remota impulsado por el gobierno de Estados Unidos y, además, siendo entrenado en sus técnicas por dos de sus miembros más importantes. Ahora, mientras cerramos el fin de semana con unos tragos y una charla, el espíritu de von Braun se filtra escurridizo para recordarme que esta historia tiene mucho más de lo que un solo narrador es capaz de contar, sin importar lo bien que conozca los hechos.
“Es Tom Lehrer, ¿verdad?”, le contesto, mientras asiento con la cabeza. “Definitivamente capturó el extraño ánimo de la Guerra Fría”.
May se alegra de que sepa de qué habla, sin saber que el recuerdo de von Braun (¿su fantasma?) me acecha desde hace tiempo.
Encuentros discrepantes
Esas reverberaciones inesperadas del significado, serpeando entre desencuentros, son el efecto colateral de cuando uno se adentra en el extraño y ominoso mundo de lo “otro” desconocido. Mi amigo George Hansen, autor de The Trickster and the Paranormal, me lo advirtió hace muchos años; también Bill Sweet, nuestro amigo en común, director de Spindrift Research. Mientras que el público se siente provocado y excitado por historias de lo extraño, por los cazafantasmas de la televisión y los médiums mediáticos, aquellos abocados a las investigaciones de primera mano, sin la ayuda de guiones y compañías productoras, saben que las cosas pueden volverse más personales y directas cuando se baila en los territorios liminales que rodean la realidad consensuada.
La alusión de May a von Braun cabe en una serie de coincidencias en torno al ingeniero aeroespacial que me han llevado a considerar de manera más profunda el papel de la Teoría de la Información en eventos extraños. Durante una entrevista para el podcast Midwest Reel, los presentadores me hicieron una pregunta general sobre las conspiraciones. Después de percatarme de que mi respuesta fue un tanto despectiva, intenté llevarla al ámbito del entretenimiento: hablé de la relación entre von Braun y Disney (en programas de televisión sobre el espacio). Después de la entrevista, el primer correo que recibí fue un boletín que mencionaba a von Braun y esa misma noche, cuando entré al sitio de Forbes a leer un artículo, la cita que precedía la nota era de von Braun, y más tarde encontré una mención a von Braun en Twitter. Tres recordatorios, aparentemente sin relación entre sí, de que la matrix interconectada de la información es una extraña bestia cuando se le molesta.
Inclusive mientras escribo este artículo, la memoria de von Braun se mantiene activa. Pasé por una tienda de objetos usados para ver si tenían algún tipo de material relacionado con la guerra espiritual; compré una copia de Voices from the Edge of Eternity, un libro cristiano que junta las últimas palabras y reacciones de aquellos que están al borde de la muerte. Hojeando las referencias del libro vi escrita la palabra “ESP”, una referencia sorprendente para un libro cristiano. Al buscar el pasaje vi que estaba incluida en un artículo reimpreso de Reality of the Spirit,de J. B. Rhine, fundador del Centro de Investigación Rhine, el cual termina con esta cita:
Wernher von Braun
Ciencia ocultista
La parapsicología es el estudio científico de eventos anormales —incluso quienes dudan de sus virtudes, están de acuerdo en que eso es lo que intenta ser. Sin embargo, existe otro acercamiento que recibe menos atención de los medios seculares —entre los círculos de discernimiento y salvación dentro del clero que se oponen a los cultos, para aquellos pocos grupos de cristianos que ejercen activamente las prácticas de la guerra espiritual, decir que la parapsicología es una búsqueda científica es usar términos sofisticados para nombrar la añeja fascinación humana con “la hechicería” y “lo oculto”.
Por extraña que parezca, esta definición es significativa. La palabra “psicología” ha caído tanto en el lugar común que fácilmente olvidamos que el término griego psyche, que significa “mente”, es la misma palabra que se utiliza para denominar al “alma” en el Nuevo Testamento, y que la psicología es esencialmente el estudio del alma en relación con el cuerpo. Estudiar las experiencias relacionadas con fenómenos como las interacciones anómalas entre mente y materia constituye esencialmente una ciencia oculta que lidia directamente con el mundo invisible del alma y el espíritu, según la definición de ambos en la tradición judeocristiana.
Al intentar legitimar y encubrir ese ámbito con el fin de contrarrestar las críticas perezosas del materialismo secular, el factor de extrañeza —a gran escala— presente en las áreas de investigación con las cuales lidian los psicólogos ha sido ignorado a lo largo de los años. A excepción de pensadores arriesgados como Jacques Vallee y George Hansen, hay pocos expertos anomalistas que hayan defendido abiertamente un enfoque lo suficientemente amplio y riguroso como para abarcar el espectro entero. Si buscas profundamente o si frecuentas la disciplina, hay pequeñas indicaciones de su existencia en las orillas —sin embargo, el público limitado a los tropos del género recibe un diálogo previamente editado.
En 1988 el evangelista Dave Hunt publicó una novela llamada The Archon Conspiracy, un encapsulamiento de la lucha que tuvo lugar durante la Guerra Fría entre científicos y agencias de inteligencia de Estados Unidos y la Unión Soviética para dominar el campo armamenticio del psiquismo. Si bien Hunt se tomó muchas libertades al presentar su historia —al referir lugares como Palo Alto, California, en donde se encuentra el cuartel general de Institute of Noetic Science), o el uso de sistemas computacionales para estimular las funciones psíquicas (similar al de los experimentos llevados a cabo por el Monroe Institute), una versión resumida de la historia se parece notablemente a la atmósfera general de las pruebas que se hacían en la década de los ochenta. Incluso representa con precisión, y de manera simplificada, la compartimentación del proyecto dentro de las comunidades militares y de inteligencia propia de esa época. El parecido es notable porque lo que el público sabía de estas pruebas hacia el final de los ochenta no se asoció plenamente con el trabajo de inteligencia sino hasta 1994, cuando se clausuró el proyecto Stargate y medios como CNN filtraron información sobre cómo, por más de dos décadas, el gobierno de Estados Unidos había intentado poner en marcha una guerra psíquica.
Mientras que la información sobre los resultados de la investigación psíquica moderna estaba a la disposición del público a través de medios como los populares escritos de Robert Monroe sobre los viajes extracorporales, el programa Thinking Allowed de Jeffery Mishlove (el cual presentó a varios especialistas involucrados en la investigación de inteligencia), la popular serie de Time Life Mysteries of the Unknown y muchos otros ejemplos importantes dentro de los medios masivos de los años setenta y ochenta, el hecho de que todo eso representara los márgenes de investigaciones financiadas por varias décadas por los Departamentos de Inteligencia y Defensa no fue reconocido ampliamente. Las partes en disputa se presentaron, a veces con frecuencias cruzadas; sin embargo, el verdadero impacto de los esfuerzos de la investigación se mantuvo oculto debajo de la superficie. La novelización de Hunt de estos sucesos en 1988 es un sorprendente ejemplo de cómo las apologías evangelistas de contraculto pueden llegar a descubrir aquellas fuerzas “ocultas” e influencias desapercibidas por las investigaciones académicas y seculares. Dentro del marco de la “guerra espiritual”, los investigadores cristianos tienen una herramienta poderosa para investigar las áreas que permanecen oscuras para aquellos con un enfoque menos determinado.
Si consideramos el principio de la década de los setenta encontramos libros que, como Psychic Exploration: A Challenge for Science, de Edgar D. Mitchell, uno de los astronautas del Apolo, descubren las semillas de la organización que eventualmente se expandió hacia la investigación coordinada financiada por los programas de guerra psíquica. Podemos encontrar expresiones completas de esto en memorabilia como artículos publicados en el Journal of Parapsychology desde finales de los setenta y hasta inicios de los ochenta. Dentro de este contexto encontramos escritores de la guerra espiritual apologistas del contra-culto, quienes ofrecen una crítica sociológica alternativa que va más allá de las implicaciones abiertas de este material cuyo potencial como arma palideció con el lenguaje utopista utilizado por los medios, y bajo los auspicios de la psicología transpersonal, el humanismo noético y las investigaciones de los sistemas humanos empleados en la investigación académica e industrial. Enfocándose en el desarrollo y la guía del alma, un aspecto clave dentro de la fe cristiana, escritores como Hunt nos permiten investigar las implicaciones de todo esto desde ángulos alternos a aquellos con los que generalmente nos acercamos a estos temas.
Mientras que la filtración pública más grande fue una consecuencia del fin del proyecto Stargate, la novela de Hunt muestra claramente que antes de que se revelara información de manera oficial, a través de ciertos círculos se estaba filtrando suficiente información como para escribir una novela. Dentro de la trama de esta, uno de los momentos claves de la historia podría darnos una idea de cómo sucedió esto: un director del FBI es uno de personajes más importantes de la acción, ya que comparte información con un grupo de oración, a donde también acude uno de los científicos que trabaja en la investigación psíquica de alto nivel. El director del FBI y el científico están preocupados por las implicaciones de la investigación y junto con los demás miembros del grupo de oración discuten abiertamente el trabajo clandestino llevado a cabo en el laboratorio, con el propósito de buscar ayuda divina en la guerra espiritual en contra de las fuerzas demoniacas que han sido desatadas a través de las maquinaciones de científicos confiados y oficiales codiciosos de los campos de inteligencia militar.
Los peligros de la consciencia cósmica
En su introducción al libro Psychic Exploration: A Challenge for Science, en un capítulo llamado “From Outer Space to Inner Space” (“Del espacio exterior al espacio interior”), Edgar Mitchell define el ímpetu ideológico para la investigación noética y transpersonal dentro del funcionamiento psíquico: "Sólo cuando el hombre se mueva de su auto-imagen ego-céntrica hacia una nueva imagen del hombre universal podrán ser resueltos los problemas perennes que nos plagan. La humanidad debe crecer del hombre hacia la humanidad, de lo personal a lo transpersonal, de la consciencia de sí mismo a la consciencia cósmica".
Esta misión prometeica cabe bien dentro del paradigma New Age que fluye del esoterismo popularizado que comenzó a establecerse en la década de los sesenta, un florecimiento de los movimientos asociados con el Nuevo Pensamiento, la Ciencia Cognitiva y la Teosofía.
La poderosa combinación de investigación aplicada al psiquismo y filosofías sociopolíticas panteístas instaron a numerosos investigadores cristianos a analizar con más detenimiento las influencias subyacentes de estos cambios sociales, desarrollando, por su cuenta, una subespecie de investigación de guerra espiritual apologética que trata directamente con la ciencia anomalista y la investigación psíquica. La apologética cristiana ha luchado en contra de las perspectivas panteísticas desde el siglo I, e igualmente se ha opuesto al modelo de la mente, la “consciencia cósmica”, mencionada por Mitchell, que es el resultado lógico de la metafísica panteísta.
Foto: Nate Gonzalez https://www.flickr.com/photos/nategonz/8047668532/
Mientras que las filosofías neo-paganas contemporáneas han combatido esta crítica, los peligros subyacentes del panteísmo han sido ignorados a instancias de la postura religioso-política basada en activismo a corto plazo. En su libro The Pentagon of Power, Lewis Mumford, un historiador y crítico social que examinó el crecimiento del control tecnocrático del siglo XX, ilustra los peligros ocultos de la conciencia cósmica: cuando el poder psíquico se utiliza para forzar a otros seres humanos, alcanza límites naturales en una etapa temprana: si uno se aplica demasiado, la víctima muere. Así sucede también con el control de bienes exclusivamente materiales o con los placeres sensuales. Si uno come demasiado, sufre de indigestión o de sobrepeso; si uno busca placeres sensuales demasiado, la capacidad para disfrutar se reduce y eventualmente se agota. "Pero cuando las funciones humanas se convierten en unidades abstractas e uniformes, al final unidades de energía o dinero, la cantidad de poder que puede tomarse, convertirse y conservarse no tiene límites". Al cultivar una cultura que se enfoca en un concepto ideológico permisivo de la “conciencia cósmica” —especialmente cuando este se aplica a la investigación del desarrollo transpersonal y a la ingeniería social— existe el peligro de que, en vez de fomentar la libertad, se creen “las unidades abstractas, uniformes”, ideales para el último totalitarismo.
Principados y potestades
Muchos se burlan de las implicaciones de la “guerra espiritual” y de los ministerios de salvación. Sin embargo, cuando consideramos el incremento en la investigación psíquica y de sus apoyos paralelos a través del mundo del entretenimiento y los medios que retroalimentan la cultura --por ejemplo, la música psicodélica o el uso de técnicas vanguardistas para hacer películas para comerciales y caricaturas— encontramos una buena razón para detenernos y considerar los argumentos que Hunt y otros investigadores apologéticos nos ofrecen. Los resultados de la investigación psíquica se reportan con el fin de proveer pruebas de la existencia de la mente de campo unificado, la unidad “uniforme, abstracta” necesaria para obtener el poder ilimitado que crítica Mumford. Los medios de hoy que se enfocan en el imaginario psicodélico, técnicas de edición discordantes y la eficiencia tecnológica, fuerzan a la mente hacia una visión fragmentada del mundo, la cual contribuye a la desconexión del ambiente y la inmersión hacia la abstracción, que a su vez permite a las metodologías y a los mecanismos tecnológicos tener espacio para interpenetrarse en el ambiente con aún más intimidad.
Para entender completamente las implicaciones de esto, debemos considerar las estructuras básicas de la influencia de las acciones humanas que florecen en el territorio físico, y la división tripartita de la existencia —cuerpo, alma y espíritu, la cual representa un elemento de la creencia cristiana —ofreciendo un modelo simple que permite una comprensión muy matizada de su influencia social. En la Epístola a los Efesios 6:12, una de las partes del Nuevo Testamento que contiene la palabra “arconte”, San Pablo dice: "Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en las altas esferas". Son precisamente estos principados, los poderes y gobernadores de la oscuridad, los que en consideración de Hunt y otros críticos cristianos están impulsando el acercamiento cultural al psiquismo. Representan propulsores ideológicos, agrupaciones matemáticamente interactivas de potencias psico-espirituales que actúan a través de su influencia sobre la agencia humana.
¿La guerra sutil?
¿Será posible que el resurgimiento de lo oculto y la creciente popularidad de la ciencia psíquica sólo toque la superficie de una guerra sutil por las almas de la humanidad? En el próximo artículo de esta serie abriremos la puerta a las interpretaciones esotéricas y a la historia esotérica —descubriendo una visión sorprendente de la guerra angélica contemporánea que se esconde detrás de la fachada mundana de la vida cotidiana. Wernher von Braun regresará a guiarnos hacia los extraños territorios de los magos del sexo, contratistas militares y demonólogos cristianos, en donde la lujuria de la unión angelical podría ser la clave para entender la atmósfera de la esperanza y el terror que definen el siglo XXI.
Twitter del autor: @davidbmetcalfe