You may think at first I'm as mad as a hatter
When I tell you, a cat must have THREE DIFFERENT NAMES.
T.S. Eliot, "The Naming of Cats"
El gato de Schrödinger es uno de los koans más extendidos de la física cuántica, además de la ilustración de su postulado fundamental: no podemos conocer con seguridad dos aspectos de una partícula al mismo tiempo, pues la presencia del observador altera el resultado.
La teoría raras veces puede jactarse de tener su propio retrato, pero el gato de Schrödinger (o al menos su demostración) es posible gracias al entrelazamiento cuántico, una propiedad descrita por Einstein, Podolsky y Rosen en 1935, y que podríamos resumir en que las partículas que han estado unidas se mantienen formando un sistema de consecuencias mutuas a pesar de estar separadas y encontrarse en un lado y otro del universo.
En otras palabras, cuando dos partículas están preparadas o entrelazadas, sus propiedades físicas se correlacionan. Gabriela Barreto de la Academia Austriaca de Ciencias y sus colegas, utilizaron esta conexión cuántica para realizar imágenes de un gato sin fotografiarlo.
Primero crearon pares amarillos y rojos de fotones entrelazados. Los fotones amarillos fueron disparados al esténcil del gato, y los fotones rojos fueron disparados a la cámara. Debido al entrelazamiento, los fotones rojos formaron la imagen del gato, gracias al enlace cuántico que mantenían con sus gemelos amarillos.
Los fotones que crean la imagen no interactuaron con el esténcil, y los fotones que iluminaron el esténcil nunca fueron vistos por la cámara.
El esténcil de silicón era transparente a la luz roja, y la cámara sólo podía detectar luz roja. Esto demuestra que lo invisible, bajo ciertas condiciones, puede volverse no sólo visible sino asombroso.