Hace poco se viralizó en Twitter una imagen tomada del Facebook del artista James Harvey. La foto muestra una de las tan usuales peleas en el parlamento ucraniano. Y mientras es una imagen horrible para los fans de la democracia, es hermosa a un nivel puramente estético.
Para demostrar la coherencia perfecta de todos los elementos, se colocó la espiral de Fibonacci --que es la secuencia exponencial encontrada en las formaciones más bellas de la naturaleza (pétalos, árboles, piñas, etc.)-- encima de una de estas fotos. Aquí, la violencia hace una espiral exponencial hacia afuera del punto focal de la pelea pasando por la cara rojiza del hombre al tope de la fotografía, como anota The Guardian.
Los renacentistas usaban el número áureo para acomodar los elementos en un orden biológicamente placentero (y por lo tanto divino). Las peleas políticas de estas fotos podrían estar colgadas en la sala renacentista de un museo y –a primera vista-- pasar como parte de la colección. No sólo por la fortuita composición de elementos, sino también porque las manos de la muchedumbre son características de la pintura del Renacimiento. Recordemos La creación de Adán de Miguel Ángel o La primavera de Botticelli, donde las manos tienen un peso importante en el significado general de las obras.
Otro ejemplo que ofrece The Guardian es el de los futbolistas Lampard, Drogba y Carvalho. La espiral comienza en el corazón del dolor de Lampard, recorriendo su brazo y luego la pierna de Drogba, formando una composición celestial, casi sacra, envuelta en un halo divino.
Ejemplos como estos seguramente hay bastantes. Pareciera que el Renacimiento inmortalizó con su obra pictórica momentos profundamente pasionales que se siguen recreando en las circunstancias más impensadas. La secuencia Fibonacci, por su cuenta, hace sus hermosas apariciones en donde menos lo esperemos, incluso en el deporte global de la pelea parlamentaria.