A sus 39 años, Paul Tabachneck, originario de Pittsburgh, trabaja en una escuela de ballet y está comprometido con una trabajadora social llamada Ana. Su vida sería como la de cualquier otro, si no fuera por un pequeño detalle: no puede soportar el sonido de alguien masticando. Y no es simplemente que le moleste, sino que este y otros sonidos parecidos lo vuelven simplemente loco. No puede pensar, y pensamientos violentos empiezan a poblar su cabeza (aunque nunca los lleve a cabo).
Tabachneck es víctima de un extraño desorden auditivo (no incluído en el DSM) llamado “misofonía”, que se caracteriza por una extrema aversión a ciertos sonidos de bajo volumen. Para quien tiene misofonía es difícil explicar su afección y amigos, familiares y doctores simplemente los culpan de estar exagerando.
Tabachneck es, a pesar de todo, músico, y ha lanzado una canción acerca de su extraña e incomprendida condición, la cual formará parte de su disco Two People Made This Mess. Decidió escribir la canción para ver si podía hacer entender a una chica con la que salía la forma en que la misofonía lo hacía sufrir. Pero es muy difícil hacer que la gente comprenda. Lo primero, entonces, es lograr que otros misofónicos se unan, y hacer que este padecimiento se difunda y sea conocido por la gente.