Nuestra realidad podría estar construida, en buena medida, bajo una estructura semántica. Y en caso de que esta premisa sea cierta, la metáfora aparece como materia prima fundamental de este proceso de meta-ingeniería. Tal vez por eso, algunos de los mejores recursos expresivos radican en la capacidad de "metaforizar" y entretejer analogías. Un buen ejemplo de esto queda en evidencia con un extravagante recurso de marketing que se ha implementado en China para vender duraznos: simular que son nalgas de mujer y venderlos ataviados con ropa interior femenina.
¿Alguna vez te habías percatado de que la figura de un durazno es bastante similar a la de un trasero? Nosotros tenemos que confesarte que no, pero la relación, enfatizada con unos pequeños calzoncillos a la medida, es rotunda. Pero alguien en China ingenió la forma de capitalizar esta asociación y diseñó cajas de madera arropadas con satín y que contienen nueve duraznos (los cuales se venden en el equivalente a 80 dólares). Desconocemos el impacto exacto que este recurso kinky ha tenido en las ventas, pero al menos logró una masiva exposición alrededor de la Red.