En la "era audiovisual", los videos han probado ser herramientas de gran utilidad para la enseñanza de múltiples conocimientos. El hecho de que millones de niños consumen diariamente millones de videos es una sincronía que muchos maestros y centros educativos han sabido capitalizar. Y evidentemente, el caso de este personaje no es un buen ejemplo.
Una simple lección para aprender a multiplicar 9x4 acaba transformándose en un malviaje narrativo de muy dudosa efectividad. Los laberintos mentales del "maestro", junto con una deplorable técnica de visualización, terminan por hacer dudar, hasta al más ávido calculista, del resultado de 9x4.
El video es tan malo que adquiere un importante valor para el arte de la enseñanza –pues demuestra muchos de los vicios que, a toda costa, deberás evitar si quieres enseñarle algo a un niño.