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El espacio exterior es un lugar oscuro; sin embargo, un estudio reciente afirma que es mucho más oscuro de lo que se imaginaba. Aparentemente, la luz del universo está 400% por debajo de las estimaciones estadísticas, una discrepancia importante que los ha hecho cuestionarse nuestro entendimiento de la luz.
La cantidad de luz del universo puede medirse con precisión estudiando las cadenas de hidrógeno que se ioniza cuando encuentra luz ultravioleta. Mientras más hidrógeno ionizado se registre, mayor luz debería existir.
Pero Juna Kollmeier, una de las autoras del estudio, afirma que la luz del Sol y las estrellas distantes debería ser mucho más brillante de lo que es: "Ya sea que nuestro conteo de luz de las galaxias o cuásares es inexacto, o existe otra gran fuente de ionización de fotones que nunca hemos conocido".
Irónicamente, Kollmeier afirma que esta crisis de la ionización misteriosa afecta únicamente lo que la astrofísica cree saber sobre la formación de la luz, "pero el universo se las arregla muy bien".
Algunas teorías que explican este fenómeno incluso asocian la ionización a la materia oscura, "o que los fotones perdidos provengan de alguna nueva fuente exótica, pero no de galaxias y cuásares", según Neal Katz, otro de los coautores del estudio.
La primera posibilidad que brota para explicar esta materia exótica es la materia oscura --un misterio para resolver otro misterio-- que aparentemente mantiene unidas las galaxias pero que nunca ha sido observada directamente. Ahora se empieza a barajar el término "luz oscura", una paradójica inclusión a la terminología cosmológica que evoca uno de esos puzzles del budismo zen o del taoísmo. Y metafóricamente, podemos decir: ¿vivimos en un universo oscuro, persiguiendo una luz fugitiva?
¿Hacia dónde desaparece la luz; se fuga hacia otro universo o existe como una fuente invisible que regula la termodinámica de nuestro universo? Preguntas sin duda fascinantes.