Un avión que sobrevolaba la zona descubrió un monumental y misterioso agujero en la Península de Yamal, en la región de Siberia, al norte profundo de Rusia. Hasta ahora se desconoce la profundidad de está voraz cavidad, pero se calcula que tiene un diámetro de aproximadamente 80 metros.
El hallazgo ha desatado una serie de especulaciones e hipótesis en torno a su probable origen. Algunos investigadores se han aventurado a afirmar que es una consecuencia indirecta del calentamiento global, responsable de una inusual mixtura de gases subterráneos que ha derivado en una enorme explosión. Otros afirman que el subsuelo congelado provoca reacciones impredecibles y aún no del todo explicadas, mientras que también se ha advertido que pudiese haber sido generado por un meteorito. Por otro lado, los apocalípticos no han desperdiciado el pretexto para autoreforzarse su credo fatalista, enfatizando en que Yamal se traduce como "el fin del mundo". Sin embargo, apenas se prepara un equipo de científicos que viajará a la zona a examinar el colosal foso y, hasta que no se realicen las pruebas necesarias, el misterio seguirá latente.
Pero independientemente de las causas de este agujero, lo que resulta incuestionable es que se trata de una impresionante manifestación natural que debe contener, en sí misma, información valiosa, otro incierto vocablo del siempre enigmático discurso de la naturaleza.