Cómo la invención del alfabeto creó la sociedad patriarcal

La tecnología del alfabeto es una de las más poderosas que ha elaborado el ser humano. Desde su invención, hubo voces discordantes que notaron que habría de transformar la mente humana. Sófocles escribió que “nada que sea vasto entra en la vida de los mortales sin una maldición” (la frase, muy popular, señala que toda bendición viene acompañada de una maldición). Marshall Mcluhan, el gran analista de cómo la tecnología modifica nuestra psique y nuestro entorno de una manera más veloz de lo que podemos reflexionar observó que el medio es el mensaje y que, al adoptar un soporte tecnológico, alteramos nuestra propia naturaleza independientemente del uso –del contenido— que le demos: la tecnología amplifica nuestros sentidos y, a la vez, los amputa.

Tomando de Mcluhan la premisa de que el medio es el mensaje, Leonard Shlain, en su libro El Alfabeto vs. La Diosa, sugiere que, en ese punto seminal de la cultura occidental de adoptar el lenguaje escrito basado en signos fragmentarios y no en imágenes, también se selló el cambio de la polaridad de lo femenino a lo masculino, dando lugar al patriarcado.

Hoy en día, nadie niega los beneficios del alfabeto –una tecnología, en su momento, suficientemente avanzada para pasar por magia, haciendo posible transmitir el contenido de la mente a otra persona-. Sin embargo, sostiene Shlain, poco reflexionamos sobre sus efectos:

Un efecto pernicioso de la cultura literal que ha pasado desapercibido: la escritura subliminalmente fomenta la visión patriarcal. La escritura de cualquier tipo, pero especialmente la forma alfabética, disminuye los valores femeninos y el poder de las mujeres en la cultura.

Nos dice María Popova que la perspectiva femenina para Shlain es “una visión del mundo holística, simultánea, sintética, y concreta”, mientras que lo masculino es “lineal, secuencial y reduccionista” y se caracteriza por el pensamiento abstracto (aunque esto no es solamente blanco y negro y hombres y mujeres participan en ambas polaridades, teniendo partes del otro, como un arquetípico hermafrodita que se inclina hacia un aspecto de su biunidad). El pensamiento lineal, reduccionista, es el apropiado para la ciencia y el desarrollo tecnológico atomista basado en la razón. El pensamiento holístico es el pensamiento de la interconexión, intuitivo y emocionalmente profundo. Shlain hace una lectura inspirada en el taoísmo:

Coexisten como dos curvas acampanadas que se superponen sin que una sea superior a otra. Estos métodos complementarios de comprender la realidad se parecen al antiguo símbolo taoísta de integración y simetría en el que la tensión entre la energía femenina yin y la masculina yang está exactamente balanceada. Un lado, sin el otro, está incompleto; juntos forman un todo unificado que es más fuerte que la otra mitad sola. Primero la escritura y luego el alfabeto, perturbaron este balance. Las culturas afectadas, especialmente en Occidente, adquirieron un fuerte impulso de yang. 

Este tránsito, que es una ruptura del balance natural, ocurre, según Shlain, a través de un cambio en la percepción. Lenguajes ideogramáticos y construcciones de pensamiento visuales-simbólicas –como pueden ser las estelas, los jeroglíficos o la pintura y escultura— conservan una naturaleza de simultaneidad: “el cerebro percibe las partes integrándolas sintéticamente, en un acto de gestalt. Las imágenes son percibidas todas de una vez”. Shlain agrega: “el culto a la Diosa, los valores femeninos y el poder de la mujer dependen de la ubicuidad de la imagen. El culto a Dios, los valores masculinos y el dominio del hombre están ligados a la palabra escrita”. A diferencia de este mundo ancestral en el que predominan las imágenes, leer palabras es un proceso de percepción fragmentaria. “Cuando el ojo escanea letras individuales en una secuencia lineal, surge una palabra con significado. El significado de un enunciado, como el que estás leyendo, progresa palabra con palabra. La comprensión depende de la sintaxis del enunciado, la particular secuencia horizontal en la que aparecen los elementos gramáticos.”

Lévi-Strauss había detectado en 1968 que “el único fenómeno que, siempre y en todas partes, parece estar vinculado con la aparición de la escritura es el establecimiento de sociedades jerárquicas, las cuales consisten de amos y esclavos y en donde se obliga a una parte de la población a trabajar para otra”.

Es difícil decir si fue el alfabeto la causa de que la historia haya tomado un cauce patriarcal o si en realidad este cauce, esta tendencia del poder masculino, ya existía y una de sus consecuencias fue la creación del alfabeto y de una escritura fragmentaria y abstracta. En cierta forma, parte de su naturaleza al imprimirse en el mundo. De cualquier manera, la hipótesis de Shlain es fascinante y sugiere también que, con la aparición de los medios audiovisuales, el pensamiento femenino estaría reapareciendo y recobrando fuerza.

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