El artista polaco Pawel Kuczynski ha estado trabajando en series de pinturas que conjuntan y provocan figurativamente a partir del imaginario colectivo desde principios del siglo XXI. A primera vista, sus imágenes pueden parecer reacciones inmediatas y viscerales a los problemas del mundo en nuestros días, pero se trata simplemente de un recurso para que el espectador cuestione su realidad cotidiana, desde las redes sociales a la política electoral.
Pawel, de 36 años de edad, afirma: "No soy muy partidario de las pantallas; prefiero el papel, las acuarelas, los lápices de colores, me gusta el olor a pintura…"; pero, pese a esa postura de desconfianza frente a la especialización técnica, aún cree que "la ilustración es un idioma y para nosotros, los ilustradores, esta es una etapa muy buena."
Las desigualdades sociales se han globalizado, y el espectáculo de la miseria sigue produciendo sujetos amordazados que buscan redefinirse y encontrar su sitio en la renovada maquinaria de producir esclavitud. En esa disyuntiva (entre ser esclavo a secas o adornar la jaula con pájaros de oro), Kuczynski vuelve imagen el catálogo de todo lo que está mal en el mundo, en piezas de una intricada maquinaria simbólica que seguramente no te dejarán indiferente.