Antes, cuando pensábamos en agresiones sexuales o violaciones, casi inevitablemente surgía en nuestra mente la imagen de un hombre abalanzándose sobre una mujer, pero esta escena sólo refleja una pequeña parte de la historia. El año pasado, la Encuesta Nacional de Victimización del Crimen en Estados Unidos arrojó algunos datos sorprendentes. Se descubrió que el 38% de los casos de violencia sexual fueron perpetrados contra hombres.
Este número parecía tan grande que Lara Stemple, investigadora de UCLA en cuestiones de derechos humanos, tuvo que realizar varias llamadas para confirmar las cifras, pues en las encuestas anteriores se había reportado sólo entre un 5% y un 14% de casos en que los hombres eran las víctimas. Después de un tiempo, Stemple logró descartar que hubiera errores en la encuesta, pero tampoco había forma fácil de explicar los resultados.
Siempre se había pensado que los casos de abuso contra hombres eran muy poco denunciados, así que la pregunta era: ¿qué había cambiado para hacer que estos hombres escaparan de la cárcel del silencio? (quizá algo tuviera que ver la publicidad que se ha dado a escándalos como el de Jerry Sandusky, ex coach de fútbol americano acusado de abusar sexualmente de al menos 50 menores entre 1994 y 2009). Siguiendo una corazonada, Stemple revisó otras encuestas y ha llegado a la conclusión de que, para ciertos tipos de victimización, las experiencias de los hombres son realmente mucho más cercanas a las de las mujeres de lo que podríamos creer.
Un punto importante para el cambio en los datos ha sido la redefinición de qué es una violación. Las normas de género están modificándose y finalmente los hombres están pudiendo identificarse como víctimas, al aceptar que lo sucedido no es su culpa. Además, ya desde hace tiempo distintos grupos habían levantado la voz en cuanto a las limitaciones del término, pues se enfocaba en casos en que la víctima era penetrada.
Normalmente asumimos que cuando un hombre tiene una erección significa que quiere tener sexo, pero esto no es cierto. Se ha visto que los casos de abusos contra hombres no se limitan a las ocasiones en que son penetrados por otros hombres, sino que también sucede que son obligados a penetrar a alguien más en contra de su voluntad. Además, normalmente han quedado fuera de cuestión los casos ocurridos dentro de instituciones escolares, militares, médicas, eclesiales y penitenciarias, lugares que tácitamente han sido considerados largo tiempo como zonas de excepción.
Aunque es cierto que históricamente los hombres han utilizado la violencia sexual para subyugar a las mujeres, también es cierto que esta idea ha servido para dejar en la sombra otra realidad: que los hombres también llevan mucho tiempo siendo abusados, tanto por otros hombres como por mujeres. Hay que derribar los mitos tras los cuales se resguardan cobardemente los violadores, deconstruyendo los discursos que sirven para mantener en el secreto sus infames actos.