En Latinoamérica, México es el segundo país después de Brasil en asesinatos homofóbicos. El desdén a los homosexuales puede mutar en crímenes de odio. Según la organización civil Letra S, de 1995 a marzo de 2013 se perpetraron 798 crímenes: 640 eran hombres, 152 travesti, transgénero o transexuales, y seis mujeres.
Muchos homosexuales callan su condición y la sobrellevan en la intimidad por temor a enfrentar posibles repercusiones. En México, uno de cada tres homosexuales sufre discriminación en el trabajo; según la Primera Encuesta sobre Homofobia y Mundo Laboral organizada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 35% han sido hostigados por serlo, y 42% no creen que lo puedan expresar sin miedo a represalias.
Según esta misma encuesta, 55% de los homosexuales esconde sus preferencias sexuales en el trabajo. La organización Baruch afirma que los homosexuales que más resienten la discriminación son los transgénero, que no pueden ocultar fácilmente su preferencia.
México es una sociedad basada intensamente en la familia; tan es así, que es en la única institución en que se confía colectivamente. Pero se trata de una concepción muy tradicional de familia; los homosexuales amenazan, para muchas personas, esa forma conservadora de entender la sociedad. Hoy por primera vez se celebró oficialmente el Día Internacional contra la Homofobia en este país, es decir, una expresión, desde el gobierno, aparentemente orientada, afortunadamente, a acelerar un cambio en la percepción cultural ante la libertad de preferencias sexuales.