Por eso, en nuestra época, la educación universitaria ha alcanzado cuotas increíbles y prácticamente impagables. Jóvenes se endeudan casi de por vida para pagar su formación académica. Y si bien esto ya es lamentable, todavía peor es que los beneficiarios de este mecanismo no son ni los estudiantes ni las universidades, sino casi siempre los bancos y otras instituciones financieras que, fieles a su espíritu, están ahí para obtener una ganancia de la necesidad ajena.
Para evidenciar esta situación, un activista y artista chileno de nombre Francisco Tapia Salinas (conocido también por su alias: “Papas Fritas”) realizó un acto que oscila entre la ilegalidad y la justicia, entre aquello que las leyes castigan pero que, por otro lado, obedece a un sentido elemental de dar a cada cual lo que le corresponde.
La maniobra de “Papas Fritas” fue sencilla: ante la difícil situación de cientos de estudiantes de la Universidad del Mar, quienes tenían deudas que sumadas se aproximaban a los 500 millones de dólares, simplemente quemó los pagarés, letras de cambio, contratos y todos los documentos que consignaban dichas deudas. "Ya no tienen que pagar más, compañeros, nada más. No tengan miedo las familias de que sus casas vayan a ser sacadas", dijo en un video en donde dio cuenta de su acción.
El artista tardó casi 10 meses en recolectar todos los papeles alusivos a la deuda. Sin embargo, al tenerlos, no los destruyó de inmediato. Antes los leyó para descubrir que algunos estudiantes estaban atados a un crédito universitario por décadas, hasta el año 2030 en algunos casos. Después, convencido de proceder con justicia, fue quemando poco a poco estos documentos que, por otro lado, determinaron la bancarrota de la universidad y su cierre consiguiente por orden del gobierno de Sebastián Piñera. Chile, recordemos, es uno de los países de América Latina que, desde tiempos del dictador Augusto Pinochet, ha tenido gobiernos notablemente entusiastas por el neoliberalismo.
Así remató “Papas Fritas” su intervención:
Si todos tuviéramos la capacidad de seguir haciendo cosas por amor, por solidaridad, nos vamos a encontrar de nuevo, pero tenemos que perder el miedo, el miedo a lo criminal (...) Los abrazo eternamente, y con mucha fuerza y con mucho amor. Esto es un poquito que pude darles desde mi corazón a ustedes porque lo sentí, porque yo soy igual que ustedes, porque me tocó vivir también una mierda de vida.