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Carlyle Smith, un destacado científico cognitivo de la Universidad de Trent, ha estado dirigiendo una serie de intrigantes experimentos que arrojan nuevas preguntas sobre la naturaleza de los sueños. Su rigor científico parece innegable, cada prueba se ha llevado a cabo cuidadosamente, pero no existe aún una teoría que logre explicar sus resultados.
En uno de sus experimentos, se pidió a 66 estudiantes que soñaran acerca de los problemas de la vida de una persona a la que no conocían. Para esto, simplemente se mostró a los participantes una fotografía, sin especificar el nombre o algún detalle de la vida de esa persona. Paralelamente, se pidió a un grupo de control de 56 estudiantes que siguieran el mismo procedimiento, pero respecto a un rostro ficticio generado por computadora.
La foto pertenecía a una mujer de mediana edad con esclerosis múltiple que estaba encargada del cuidado de su madre, la cual sufría cáncer de pulmón. Además, la mujer había perdido recientemente a su marido en un accidente industrial, y ella misma había estado involucrada en un serio accidente automovilístico algunos años antes.
La idea era descubrir si los sujetos soñarían con la mujer después de ver la foto y si en los sueños se revelarían algunos rasgos de sus problemas, como en una suerte de comunicación telepática, a pesar de no haberla conocido nunca. Los resultados fueron asombrosos. Se registró un aumento significativo de referencias a accidentes automovilísticos, dolores en los brazos y muertes de la pareja en los sueños de los sujetos. El contraste con respecto a sus sueños anteriores al ver la fotografía (se les pidió soñar con los problemas de una mujer, pero no tenían un referente visual), y en relación con los resultados del grupo de control, no dejan lugar a dudas. Antes ni siquiera soñaron significativamente con enfermedades cercanas al cáncer o con algún accidente. Incluso hubo casos en que los sujetos soñaron explícitamente que la mujer tenía dolores iguales a los de la esclerosis.
Smith no sabe cómo explicar este fenómeno, pero sabe que es algo más que una coincidencia estadística. Sugiere que puede existir algún tipo de telepatía lograda a través de los sueños. No es el primer estudio que habla al respecto, distintas pruebas, sobre todo con gemelos, señalan que pueden existir patrones similares de actividad mental entre individuos aislados físicamente pero entre los que se establece algún tipo de vínculo.
Por ahora sólo podemos imaginar las implicaciones de estudios como éste, pero quizá pronto exista una forma de explicar estos fenómenos que nos ayude a tener una mejor comprensión del elusivo reino de Hipnos.