¿Nuestras vidas pasadas determinan la forma física en que nacemos?

El famoso yogui hindú Sadhguru, fundador de Isha Foundation y autor de más de cien títulos, responde a una pregunta acerca de si nuestra vida pasada puede afectar nuestro cuerpo y su forma en la vida presente. Más allá de si le creemos o no, o que esto incluso importe (ya que, aunque exista la reencarnación, la única vida que tangiblemente tenemos es esta), el gurú responde con algunos puntos interesantes, para tener en cuenta en la inmediatez de lo que deseamos. Nuestros deseos y envidias pueden, dice el gurú, volverse realidad. Y quizá si piensas mucho en comida puedes regresar como un cerdo muy bien alimentado. Su respuesta se acerca al proverbio que reza que tengamos cuidado con lo deseamos; solo que aquí el proverbio tiene tal alcance que se transfiere de una vida a la siguiente.  El consejo, muy aparte de si convivamos o no con su filosofía, puede aplicarse de manera interesante a nuestras vidas.

Pregunta: “Cuando uno reencarna, ¿normalmente regresa del mismo género?”

Respuesta: “No necesariamente”, apunta Sadhguru. “Todo esto puede ser determinado por tus tendencias. […] Ni los géneros ni las especies tienen que ser las mismas”.

Dependiendo de tus deseos, dependiendo de tus tendencias, la naturaleza te da un cuerpo apropiado. Digamos que continuamente añoras comer y resulta que mueres en ese momento. La siguiente vez puedes regresar como el cerdo mascota de alguien, muy bien alimentado. La gente cree que es un castigo regresar como un cerdo. La naturaleza no está pensando en términos de castigo y recompensa. Dependiendo de tus tendencias, para satisfacer esas tendencias, te dará el cuerpo que te asista.

Si no quieres renacer en un puerco sobrealimentado o algo por el estilo, Sadhguru, aconseja lo siguiente:

El género o forma que tomes está determinado por el tipo de deseo que crees. Así que mantener el enfoque en tu meta y crear un deseo que vaya más allá de todas estas limitaciones es la mejor manera de asegurar que la naturaleza no sepa qué hacer contigo. Cuando no sabe qué hacer contigo, es bueno para ti porque puedes trabajar tus problemas muy bien y sin esfuerzo. Cuando la naturaleza sabe qué hacer contigo, te ponen en esta habitación o en esa otra –habitación femenina, habitación masculina, habitación de cerdo, habitación de cucaracha, o alguna otra habitación— el cuerpo es una habitación.

Así que si mantienes ese deseo que no es para una cosa en específico y simplemente miras al vacío y te dejas absorber, la naturaleza no sabe qué hacer contigo. No puede hacer una decisión por ti.

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