Es muy delgada la línea que divide la autopromoción descarada de los actos desinteresados, pero Marilyn Hare camina grácilmente sobre ella como la mejor de las equilibristas. Alguien debía reconstruir la moral que la guerra estaba destruyendo con cada bombardeo y fue Marilyn quien decidió llevar a cabo la tarea.
Su objetivo: repartir 10,000 besos, humectar la anquilosada máquina de la guerra y de paso, por qué no, hacerse un poco de publicidad.
En tiempos de guerra, mantener alta la moral es un arte que miss Hare practicó con delicadeza, mirando a cada soldado a los ojos y diciéndole palabras que lo hicieran sentir único, indispensable, diferente a los otros 9,999 y al resto de los combatientes.
Para su primer campaña repartió 733 besos en un campamento del ejército en California, todo debidamente registrado por la revista Life en 1942. De los 9,267 besos restantes no se tiene noticia. Por su lado, Marilyn sólo disfrutó de un breve momento de fama, tuvo pequeños papeles en shows de TV como The Wild Wild West y My Three Sons.