La maya es una de las culturas mesoamericanas más admirada por su sabiduría y enigmática desaparición. Poblaron la zona extendida desde la selva chiapaneca, Guatemala, Belice y Honduras, prácticamente, Centroamérica. En México, la pirámide más majestuosa y alta es la del Sol, ubicada en Teotihuacán, una ciudad permeada por el enigma, pues fue abandonada pese a su magnitud y conservación. En el 2010, fue descubierta una pirámide ubicada en la ciudad maya de Toniná, que es, sorpresivamente, más alta que la del Sol.
Se le conoce como la acrópolis de Toniná y está compuesta por siete plataformas y diez templos. Es un edificio sagrado, esencial para la significación cultural maya. Tiene 75 metros de altura, 10 más que la gran pirámide del Sol teotihuacana. La pirámide es una contundente materialización de la cosmogonía maya: cada plataforma representa una interpretación de su universo. En la tercer plataforma se encuentra el Palacio del Inframundo, en la cuarta el palacio de las grecas y la guerra, y en la sexta, el mural de los cuatro soles, donde se recrea el mito de las cuatro eras cosmogónicas.
Está enclavada en la selva lacandona del norte de Chiapas. La acrópolis de Toniná es un palacio esencial para entender la visión maya del mundo: un resumen arquitectónico de sus ideas y conocimientos arcaicos. La cultura maya es, quizá, la más misteriosa y bella de Mesoamérica. Los científicos persisten en la decodificación de su sabiduría avanzada, un rastro difuso y fascinante por sus secretos milenarios.