Sentimos un ligero dejo de vergüenza al acercarnos silenciosamente a la intimidad de alguien más ocultos en la oscuridad de la sala, pero el cine mismo está hecho de ese placer vouyerista de ver sin ser visto. El cine quiere seducirnos, involucrarnos, acercarnos lo más posible a la experiencia humana, y no hay mejor forma de hacerlo que mostrándonos sexo duro y directo. Sin embargo, si viéramos realmente a través de la chapa de la puerta cerrada del set nos daríamos cuenta de que no todo es lo que creemos estar viendo. El cine busca engañarnos, meternos en su juego, pero sólo lo logra si nosotros nos engañamos primero. Nuestra mente es el teatro donde toda esa actuación y edición se vuelven verdadero sudor, gritos y fluidos.
“Sexo y Muerte,” escribió alguna vez William Butler Yeats, “son las únicas cosas que pueden interesar a una mente seria.” Y desde su origen, el cine ha mantenido una fascinación única por la sexualidad humana.
En 1899, sólo cuatro años después de que los hermanos Lumière fueran anfitriones de su primer proyección privada, los cineastas franceses Albert Kirchner y Eugène Pirou sacaron a la luz Le Coucher de la Mariée. El film, silente y con 7 minutos de duración, mostraba a la estrella de cabaret Louise Willy realizando un sensual striptease. El corto de Kirchner y Pirou es ampliamente reconocido como la primera película pornográfica jamás hecha.
Fue hasta Un chant d’amour, un corto dirigido por Jean Genet y lanzado en 1950, que el sexo no simulado irrumpió en el cine mainstream. El film de 26 minutos, con fotografía de Jean Cocteau, cuenta la historia de un guardia en una prisión francesa que obtiene placer viendo a los presos masturbarse. El film pionero de Genet mostraba con descaro close-ups de masturbación masculina.
A partir del abandono del Código Hays, un estricto manual de censura moral que gobernó Hollywood de 1930 a 1968, el sexo se volvió cada vez más un recurso en el cine.
Idioterne, una película de Lars von Trier de 1998, que contiene close-ups de penetración vaginal, fue la puerta de entrada a una nueva era de sexo no simulado en las películas, que incluye Romance de Catherine Breillat, Pola X de Leos Carax, la felación de Chloe Sevigny a Vincent Gallo en The Brown Bunny, y 9 Songs el film de sexo y drogas de Michael Winterbottom.
La última provocación de von Trier, Nymphomaniac: Vol. I, es la primera de una saga de dos partes centrada en Joe (Charlotte Gainsbourg), una adicta al sexo. La arriesgada odisea psicosexual también contiene lo que aparentan ser escenas de sexo no simulado entre la Joe de veintitantos años (Stacy Martin), y uno de sus amantes, interpretado por Shia LaBeouf.
¿Cómo han sido creadas las escenas más realistas de sexo en la pantalla grande? Echemos un vistazo.
Nymphomaniac: Vol. I (2014)
En la escena climática de la película de von Trier, la audiencia es enfrentada a close-ups de LaBeouf penetrando a Martin. La escena está filmada desde atrás mientras LaBeouf está de pie, así que se puede ver su miembro penetrándola repetidas veces, con la agitada cara del actor apareciendo en el espacio restante.
“Filmamos a los actores pretendiendo tener sexo y luego tomamos a los dobles de cuerpo, quienes realmente tuvieron sexo, y en postproducción mezclamos digitalmente las dos tomas”, explica la productora Christine Vesth. Empalmar las tomas fue un proceso tan meticuloso que retrasó la producción del film lo suficiente como para que no estuviera en Cannes.
“Debido a los efectos especiales, necesitaban que los dobles porno lo hicieran primero”, señala Martin. “Así que ellos tuvieron sexo —hacían su trabajo, básicamente, pues creo que son actores porno en Alemania— y luego nosotros entramos e hicimos lo mismo, pero con los pantalones puestos. Y luego todo fue postproducción”.
También hay una escena con una felación que luce muy real, con Joe complaciendo oralmente al pasajero de un tren, pero el equipo de Nymphomaniac utilizó un miembro prostético, según señala Martin.
La Vida de Adèle (2013)
La épica película de tres horas del cineasta Abdellatif Kechiche, basada en la novela gráfica de Julie Maroh, cuenta la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos), una extraña (pero hermosa) quinceañera que, después de fracasar ligando con uno de sus compañeros de escuela, se ve a sí misma enamorándose de Emma (Léa Seydoux), una estudiante universitaria de arte con cabello azul. Es una honesta y cruda representación del primer amor, y contiene una escena de sexo de 7 minutos entre las dos jóvenes mujeres que luce increíblemente real.
“Teníamos vaginas falsas que eran moldes de nuestras vaginas reales”, señala Seydoux. “Es extraño tener un molde falso de tu vagina y luego ponerlo sobre tu vagina real. Pasamos 10 días en hacer sólo esa escena”. “De pronto sabes que vas a estar desnuda todo el día haciendo diferentes posiciones sexuales, y es difícil porque no estoy tan familiarizada con el sexo lésbico”, añade Exarchopoulos.
Irreversible (2002)
Es una de las más notorias y perturbadoras secuencias del cine moderno. En el thriller de venganza de Gaspar Noe, contado en reversa, Alex (Monica Bellucci), frustrada por las payasadas de su novio Marcus (Vincent Cassel), abandona la fiesta en la que se encuentran. En su camino a casa, ve a un proxeneta llamado “le Tenia” golpeando a una prostituta transgénero. Entonces, él vuelve su atención a Alex, la sigue hasta un paso a desnivel, la lleva al suelo, la golpea brutalmente y la viola.
Una de las razones por la que es tan escalofriante (y por la que mucha gente se sale de la sala) es que la escena parece ser hecha en una sola toma, haciendo parecer todo demasiado real. Pero el efecto de “toma continua” fue logrado juntando dos tomas en la edición. Noe filmó siete diferentes versiones de la escena ininterrumpida, y terminó con una toma virtual combinando la primera mitad de la última toma y la primera de la cuarta.
“No es real,” dice Bellucci. “Luce como una película snuff por al forma tan realista en que la filmó Gaspar, así que la gente se molesta mucho cuando la ve. Pero sólo es actuación… ¿Recuerdas el lindo vestido que utilizaba?, había 10 de ellos, pues eran destruidos durante la violación. Así que pedí que me guardan uno. Pensé que una noche lo utilizaría porque me gustaba mucho. Pero después de hacer la escena, no puede tocarlo. Ni siquiera podía voltear a verlo.”
El realismo de la escena fue realzado limpiándola digitalmente y añadiendo efectos, como sangre y rasguños en la cara de Bellucci, además de que agregaron en postproducción el pene del violador.
“Mantuvimos el cierre arriba cuando estuvimos filmando la escena de la violación porque de otra manera habría sido demasiado para Monica,” dice Noe. “Pero yo [alteré digitalmente] la escena en postproducción para hacerla ver más real.’”
Monster's Ball (2001)
Probablemente, la parte más memorable del drama de relaciones raciales de Marc Forster, es la feral y catártica escena de sexo entre Leticia (Halle Berry), una madre soltera cuyo esposo fue ejecutado por pena de muerte, y Hank (Billy Bob Thornton), el racista oficial de la correccional que encaminó al hombre a la silla eléctrica. Según se afirma, el papel le fue ofrecido a Angela Bassett, pero lo rechazó por la escena de sexo, la cual es bastante cruda, y muestra al personaje de Berry montando a Thornton mientras le grita, “¡Hazme sentir bien!”
Pero la escena, que muestra a ambos actores completamente desnudos y aparentando tener sexo, fue sólo el resultado de excelentes actuaciones. “Sólo pensaba hacerla si Billy Bob aceptaba estar tan desnudo como yo,” señala Berry. “Hicimos la escena en el Día 19 de un rodaje de 21 días. Siempre digo que Billy Bob y yo salimos por tres semanas y luego nos acostamos. La escena de sexo me espantó completamente, pero el valor llega de formas extrañas. Veo todo ahora y pienso, ¿quién es esa chica que está ahí?”
“Halle dijo, ‘O me cuentas todos los detalles de la escena o déjame participar en la edición del corte final,’” añade Forster. “Dije que estaba bien. Así estaba mejor, porque entonces no tenían que preocuparse y sentirían más libertad. Rodamos la escena y entonces los tres revisamos el material. Básicamente así decidimos lo que ellos querían quitar o mantener. Cuando vieron la escena final, ambos estaban muy contentos con el resultado.”
Berry ganó el Oscar a Mejor Actriz por su deshinibida actuación, mientras que Thornton más tarde declaró que el realismo de esta escena contribuyó a la ruptura de su relación con su entonces novia, Angelina Jolie.
Calígula (1979)
Ahora reconocida como una de las peores películas jamás filmadas, esta biografía sigue el ascenso y la caída de Calígula, interpretado por Malcolm McDowell, y muestra muchos desnudos de sus estrellas, incluyendo a Helen Mirren como su ex-cortesana/esposa, Caesonia. Pero la épica película de 17 millones de dólares del fundador de Penthouse, Bob Guccione, escrita por Gore Vidal y (casi completamente) dirigida por Tinto Brass, contiene una enorme lista de sexo no simulado, incluyendo fisting, felaciones, orines y penetraciones.
Después de que Guccione despidiera a Brass, contrató a Giancarlo Lui para filmar 14 minutos adicionales de sexo duro mostrando a sus amadas modelos de Penthouse, de los cuales sólo seis minutos entraron en el corte final.
“En las dos horas de film que vi, no había escenas de felicidad, placer natural, o entusiasmo sensual,” escribió el crítico de cine Roger Ebert. “Fue, más bien, una nauseabunda excursión a un mundo de fantasías tristes y básicas.” Calígula es una de las únicas tres películas de las cuales Ebert se salió.
Don't Look Now (1973)
Forster utilizó las escenas sexuales de los films del aclamado director británico Nicolas Roeg como modelo para su gran escena en Monster’s Ball. De las películas de Roeg, definitivamente la más famosa es el clásico de 1973 Don’t Look Now.
Después del ahogamiento accidental de su joven hija, John (Donald Sutherland) y Laura (Julie Christie) hacen un viaje a Venecia, Italia. Mientras Laura está en un restaurante, Heather, una mujer ciega que dice ser una medium capaz de comunicarse con su hija fallecida, se acerca. Laura se desvanece y es llevada al hospital. A su regreso, John y Laura tienen sexo—una secuencia de cuatro minutos que, por años, se dijo que era real, gracias a las convincentes actuaciones de los actores.
Peter Bart, un joven ejecutivo de la Paramount, afirmaba que él había estado presente en el set y que la escena de sexo entre Sutherland y Christie había sido real. Pero pronto Sutherland salió a rebatirlo. “Peter Bart embusteramente escribe que fue testigo de la filmación de la escena de amor de Don’t Look Now y vio sexo,” exclamó Sutherland. “No es cierto, nada de eso. Ni el sexo, ni él siendo testigo. De principio a fin, sólo había cuatro personas en ese cuarto, [el director] Nic Roeg, Tony Richmond, Julie Christie y yo. Nadie más. Los cables pasaban bajo la puerta cerrada, y esto fue 20 años antes de los monitores de video.”
“Sólo pretendimos tener sexo, (pero) fue difícil para ambos, Donald y yo”, agregó Christie. Hicimos la escena al principio de la filmación y estábamos terriblemente avergonzados. Después de que el film salió, mi padrastro me dijo, ‘Espero que no estés retorciéndote en la próxima.’”