Al inicio de su emotiva ponencia, esta niña de diez años afirma su orgullo por sus raíces indígenas. Dice que ve las noticias sobre los niveles de violencia y corrupción, y concluye que hemos perdido el valor a la honorabilidad: "Los indios no firmaban papeles porque su palabra bastaba, hombres de honor". Advierte efusivamente que falta inculcar valores al interior de las familias, " los adultos están muy estresados" con su vida diaria y se olvidan de inculcar el amor, el respeto a los otros. Afirma maduramente que vender en la calle la ha hecho percatarse de variadas circunstancias de la vida, dice que está orgullosa de su origen, pero sobre todo, es feliz por ser parte de las grandes raíces de México. Un sobrecogedor mensaje que resuena en nuestras conciencias, el materialismo invade las prioridades de los mexicanos.