Bohren & der Club of Gore: experimentos con jazz en la oscuridad

La oscuridad, esa emblemática ausencia de lo visible, se ha visto relacionada en muchas ocasiones con la soledad y los pensamientos gélidos. Algunos hemos sentido miedo al permanecer entre sus secretos, otros, nos hemos hundido en el confort de su pérfida melancolía. Ella no es más que un elemento de la naturaleza, un ente vivo como el agua y el aire pero que, a diferencia de estos, oculta sus proporciones benéficas revelándolas sólo a quién se atreva a curiosear detrás de su disfraz temible. Así pues, encontramos que la oscuridad ha sido también un espacio cálido para infinidad de músicos que la han interpretado de maneras impredecibles, como lo es en el caso de la exquisita armonía de la música jazz.

Si hasta el momento estás convencido de la delicadeza que puedes llegar a descubrir en la oscuridad, te recomiendo que des play y sigas adelante para disfrutar uno de los discos más sombríos de lo que lleva este 2014 y también uno de los más elegantes. Piano Nights es ya el octavo álbum de los alemanes Bohren & der Club of Gore, una de muchas bandas que han preferido vivir en el núcleo del esoterismo experimental, dejando pasar de largo todas las deformaciones y evoluciones del jazz ya conocidas, para ejecutarlo a su propia manera. Las raíces del proyecto descansan en un pasado fúnebre, en el que algunos de sus integrantes poseían bandas de hardcore y una gran admiración por Black Sabbath. Evidentemente ninguno de estas dos vertientes se acercan a una figura instrumentista, fina y romántica como lo ha sido el jazz, sin embargo, la respuesta fundamental radica en las mixturas de éste, es decir, los subgéneros: Slow Jazz, Lounge Jazz y Dark Ambient.

 No hay piezas experimentales de ritmos electrónicos, no hay métricas de beatitud ni velocidad que procuren la alegría de los tracks; como su nombre lo indica, Piano Nights está dirigido al silencio de la noche tersa, las notas sombrías por debajo de lo permitido para un público débil aromatizan el paisaje antes de que cada instrumento pueda tocar las notas de un aliento apasionado. Algo del sonido trágico y melancólico que logra el órgano recuerda mucho a los también herméticos discos de Vincent Gallo, un sentimiento que te induce a probar el siguiente track de corrido hasta que la llegada del clímax, indiscutiblemente, se ve protagonizada por el distinguido saxofón que no deja de ocultarse y tomar por sorpresa. Un dulce sonido entre las teclas parece adornar la atmósfera como un incentivo romántico que alude a un montón de escenas fílmicas en las que la lluvia, la reflexión y el ambiente taciturno, se llevan las mejores actuaciones.

Al igual que la noche, la mayoría de entes que absorben la luz para convertirla en oscuridad en realidad la reemiten en luz infrarroja, una energía incapaz de mirarse con el ojo humano pero que, en la percepción de algunas otras especies, está brillando como nunca. Es entonces la oscuridad, ese esotérico pero reluciente producto de la naturaleza, que hemos reconocido por sus tenues escalas de serenidad, una cortina sagrada para quienes tienen la curiosidad de saber de dónde provienen sus más hermosos sonidos, de dónde proviene su silencio.

Twitter de la autora: @surrealindeath

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