Es probable que todos seamos psíquicos en potencia, y en algún momento esa potencia se detone por medio de la práctica o, como en el caso de Rob Ball, gracias a un elemento externo.
Hace cinco años, Rob Ball, un hombre de más de dos metros de altura, apodado “gentle giant”, fue atacado brutalmente afuera de un club nocturno en Southend, Essex y estuvo en coma por dos semanas. Cuando despertó, el antes promotor de clubs descubrió que tenía algo así como poderes psíquicos.
Los golpes que le dieron en un lado de la cabeza causaron un trauma duradero en el lado izquierdo de su cerebro. Perdió la memoria y tuvo que aprender desde el principio habilidades básicas como caminar. Poco después de despertar del coma, Ball apuntó que sentía que tenía muchos déjà vu todo el tiempo. “No sé si tiene algo que ver con el golpe, pero me la paso pensando 'esto ya lo hice antes, y creo que algo malo va a suceder'”.
Poco después de dejar el hospital, Ball comenzó a escuchar voces en su cabeza que le decían cosas acerca de otras personas: “Pronto fueron tan claras que le estaba diciendo a la gente lo que me venía a la mente acerca de ellos, a veces incluso a extraños en la calle. Estaba recibiendo mensajes que predecían enfermedades, amor y muerte. La gente se impresiona cuando les doy detalles personales”.
La madre de Ball dijo que él encontró sus llaves cuando las perdió en casa de su propia madre, y el joven también ha predicho el sexo de seis bebés antes de nacer. Quizá estos no sean los mejores ejemplos para decir que alguien es psíquico, pero Ball cree fervientemente que tienen estos poderes, y está pensando dedicarse a ello de ahora en adelante. Cabe la posibilidad de que el golpe cerebral haya destapado, o detonado, algunos circuitos que el resto de nosotros tenemos dormidos.
El Fondo para Rehabilitación de Lesiones Cerebrales apuntó que nunca había oído de alguien que dijera ser psíquico después de un trauma, pero ha tenido casos de personas que adquieren nuevas habilidades o adoptan acentos extranjeros.