¿Cuál es el estado del Fracking en México y porqué debería importarte?

El libre mercado es apocalíptico cuando responde únicamente al criterio de la rentabilidad. La búsqueda de ganancias financieras como único fin, implica una rotunda pérdida de sentido en supuestos valores como la democracia  o el liberalismo.

La economía basada en una lógica de inherente autodestrucción, encarna una de sus mayores expresiones  en  el fracking. Desde la década de 1980, la compañía Mitchell Energy and Development, implementó en  E.U ese peligroso método para sustraer el gas shale o de lutitas en la cuenca de Barnett Shale, Texas.

Fue hasta el 2010 cuando surgió el trabajo documental más conocido sobre las implicaciones catastróficas de esta práctica. El cineasta Josh Fox, publicó  Gasland (Tierra del Gas), que registra los efectos de este nocivo método en los pequeños pueblos y  rancherías en E.U.

En México la extracción de gas shale comenzó en 2011, en el municipio de Hidalgo, Coahuila, a 63 kilómetros de Nuevo Laredo, con el pozo Emergente-1. Hoy existen al menos seis pozos, aunque no todos funcionales y otros están detenidos, pues paradójicamente, los precios internacionales del gas han disminuido debido a la sobreoferta de este producto.

De estos  seis pozos, tres  resultaron no comerciales (Emergente 1, Montañés 1 y Nómada 1), dos de ellos por no producir condensados (Percutor 1 y Arbolero 1) y uno, aunque comercial, presenta baja productividad (Habano 1). Lo anterior según información de la organización FUNDAR, retomada por el legislador Javier Corral.

Cómo funciona el Fracking

Se hace una perforación y se inyectan abundantes cantidades de agua –entre 9 y 29 millones de litros por pozo–,  junto con más de 2,500 productos y 750 tipos diferentes de químicos en el fluido. “Los expertos señalan que más del 25% de estas sustancias pueden causar cáncer y mutaciones, el 37% afectar al sistema endocrino, el 50% dañar el sistema nervioso y el 40% provocar alergias”, según la Alianza Mexicana Contra el Fracking. Los líquidos provocan fracturas en el suelo, con la consecuente e inevitable emisión de metano, un  gas altamente contaminante que provoca un efecto invernadero 21 veces más potente que el dióxido de carbono.

Aunque países como Francia y Bulgaria han prohibido la explotación de este recurso, en México la reforma energética promueve el desarrollo de este sector, como si se tratase de una inaplazable opción de progreso. Por ello, la Alianza Mexicana contra el Fracking ha iniciado esfuerzos para bloquear esta adversa práctica.

El coahuilense Waldo Terry Carriillo, miembro de la organización, y un afectado directo por la extracción de los pozos, declara que  iniciarán foros informativos con los rancheros, comuneros y habitantes de las zonas gacíferas, pues en la región prevalece la desinformación y la versión de PEMEX, sobre los supuestos beneficios económicos para la zona –afirmación por demás falsa, pues cada pozo puede ser operado únicamente por tres personas, por lo que la supuesta creación de empleos es mentira.

Terry Carrilllo explica que por medio de la empresa Geokinetics, PEMEX ha convencido a los rancheros con pequeñas indemnizaciones, para abrir brechas en sus terrenos. En su opinión es necesario que la sociedad conozca los  peligros del fracking y viralice la información en las redes sociales.

Hoy los pozos construidos en la zona de la Cuenca de Burgos están distribuidos, según PEMEX, de esta manera:

Para la también activista de dicha iniciativa,  Claudia Campero, “La única forma de parar esta locura será con una presión pública extraordinaria.” El colectivo ha realizado algunos foros informativos en el Senado, y ante la buena recepción de algunos legisladores están elaborando una ley que prohíba el fracking, aunque la reforma energética promueve abiertamente esta actividad. Su postura frente a dicha enmienda es: “La Reforma Energética debe establecer los cambios legales e institucionales pertinentes para la prohibición del gas de esquisto”.

Terry Carrilllo afirma que en este momento la sociedad mexicana debe persuadir sobre todo a los legisladores, para frenar esta nociva  práctica que, literalmente, modifica las entrañas de la Tierra, y atenta parejo, contra todos, independientemente de nuestra postura ideológica o partidista. 

Aquí te dejamos el premiado documental de Josh Fox (Gasland)

Twitter de la autora: @anapauladelatd

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