Según la versión histórica oficial, cuando ya era inminente la derrota del proyecto nazi a mano de los aliados, y mientras las tropas soviéticas tomaban Berlín, Adolfo Hitler optó por suicidarse antes que caer en las manos de sus enemigos. Supuestamente su cuerpo habría sido incinerado por los enemigos, pero su muerte será confirmada tras analizar la mandíbula. Sin embargo, existen múltiples hipótesis que desmienten esta versión, muchas de las cuales coinciden en afirmar que en realidad el Führer escapó a Sudamérica –tal vez con ayuda de la CIA como parte de un pacto–, en donde habría adoptado distintas identidades y circulado con relativa libertad.
Tras veinte años de investigar el tema, el escritor argentino Abel Basti recién publicó su libro Tras los Pasos de Hitler. Entre otras interesantes 'revelaciones', de acuerdo con Basti, el líder nazi efectivamente viajó encubierto a Sudamérica, y añade que entre las identidades falsas que adoptó, se incluye la de Kurt Bruno Kirchner –curiosamente el mismo apellido que hoy lleva la presidenta argentina, y que corresponde a su marido, el expresidente.
Entre los detalles que el libro expone, se afirma que Hitler llegó a la Patagonia a bordo de un submarino, pocos días después de concluida la Segunda Guerra Mundial. Desde ahí se habría trasladado a Bariloche, para habitar la hacienda San Ramón. Una década después, con la salida de Perón, Hitler junto con muchos otros nazis de alto rango, emigrarían a países vecinos, entre ellos Paraguay y Brasil. En el primero de éstos, el Führer radicaría hasta 1971, año en que supuestamente habría muerto. Basti incluso advierte que Hitler fue enterrado al interior de un búnker subterráneo, construido por los nazis, en un lugar donde actualmente se erige un "exclusivo hotel". Y hasta la fecha, cada 5 de febrero, los nazis sobrevivientes se reúnen a rendirle honor a su líder.
Tras los Pasos de Hitler fue publicado por Editorial Planeta, y presenta diversos testimonios de personas que afirman haber estado con el Führer en Bariloche. Además, afirma que al menos un par de agencias de inteligencia, la CIA y la MI6, documentaron en su momento la presencia de este personaje en Sudamérica.