¿En realidad está Enrique Peña Nieto salvando a México?

Para prácticamente cualquier mexicano, despertar y encontrarse con que la revista Time presentará, en su portada del próximo 24 de febrero, una imagen del presidente Enrique Peña Nieto, junto a la frase Saving Mexico es algo que no puede dejar de llamar la atención. Excesivamente 'bien' peinado, como suele estar, maquillado para la ocasión y con el peculiar eslogan plasmado debajo del pecho, la primera impresión es que estamos ante un meme satírico, uno que busca burlonamente caricaturizar el desempeño que hasta ahora ha tenido el mandatario, a poco más de un año de haber asumido su cargo.   

Una vez digerida la impresión inicial y descartado que la analogía entre Superman y Peña Nieto es un meme, pues la imagen corresponde a la portada real de esta publicación, entonces comienza lo verdaderamente interesante: tratar de entender el mensaje entre líneas. ¿Qué nos quiere decir una de las revistas más poderosas del mundo con esta portada? ¿Cuáles son las agendas que pujan por postular a Peña Nieto como salvador y a México como un país que renace con brillo ante los ojos de inversionistas, mercados y otros grupos? ¿Quiénes se benefician al inseminar el imaginario colectivo internacional con esta aventurada idea?

Poco después de que el actual mandatario mexicano triunfara en las elecciones de julio del 2012, y a lo largo de su primer año de gobierno, llamó la atención cómo algunos de los medios más importantes del planeta ensamblaban con habilidad, respondiendo o no a una estrategia pactada, la proyección de un joven y valiente político que estaba listo para transformar a México y catapultarlo como una de las grandes promesas económicas de la próxima década –incluso del siglo XXI. Con piezas como "How Mexico Got Back in the Game" o "Mexico: The new China", en el NY Times, "Peña’s promissing start", en The Economist, y otras notas, reportajes, y editoriales en prestigiadas publicaciones, por alguna razón el llamado mainstream media ha cobijado explícitamente al presidente de este país, fenómeno que hoy es aún más explícito con la flamante portada de Time

Podríamos dedicar unas horas a especular qué sucede al otro lado del telón. ¿En realidad puede la élite financiera dictar línea entre tantos medios para simular un fenómeno que, evidentemente, carece de fundamentos reales? ¿Reciben estos medios información privilegiada que les permite predecir un renacimiento de México que los mexicanos no podemos percibir? ¿Confirman estas adulaciones mediáticas que, como acusan sus detractores, el paquete de reformas impulsado por Peña Nieto y compañía está explícitamente diseñado para favorecer los intereses de corporaciones y grupos internacionales de poder? Sin embargo, difícilmente llegaríamos a tener alguna certeza en esta ruta –recordemos que, aunque lejos de ser improbables, estas teorías están condenadas al mundo del conspiracionismo, pues generalmente resulta casi imposible comprobarlas.

Lo que en cambio sí podemos afirmar es que, mientras Peña Nieto supuestamente salva a México, también encabeza una serie de reformas que parecen insuficientes y que, una vez más, aparentan estar diseñadas para privilegiar los intereses de la élite. Mientras Peña salva a México, vivimos en un país que sigue enfrentando condiciones deplorables en cuestión de seguridad pública, que aloja a una sociedad justificablemente desmoralizada, que mantiene un mercado nacional que facilita la existencia de monopolios (duopolios, tripolios) en áreas fundamentales para el desarrollo, con una clase política que, en su mayoría, se mantiene al servicio de los intereses económicos y mediáticos, y un gobierno poco transparente. México está siendo salvado, pero tiene un congreso que responde a estrategias partidistas y que pocas veces vela por el interés de aquellos a quienes supuestamente representa. México está siendo salvado, pero mantiene su status de paraíso 'delincuencial', y fomenta una cultura administrativa esencialmente corrupta e ineficiente.

Ahora vamos a las cifras. En 2013, durante el primer año de gobierno de Peña Nieto, se registraron 1,695 secuestros, 20.4% más que el año anterior (según datos de INEGI), mientras que las extorsiones denunciadas también se incrementaron en 10.5%. La actividad industrial disminuyó 0.7% (INEGI), se prevé que la inflación cierre el 2014 por encima de 4%, y el crecimiento económico fue de alrededor de 1.1% (en contraste con 3.9% registrado en 2012). Según cifras del 2013, el nivel de impunidad en el país fue de 98% (México Unido Contra la Delincuencia). En cuanto a indicadores positivos, el número total de homicidios dolosos, según cifras oficiales, disminuyó 16.5%, y los homicidios directamente relacionados al crimen organizado también bajaron.

Evidentemente es complicado emitir un juicio absoluto para calificar el desempeño de alguien, en este caso Peña Nieto. A fin de cuentas el ejercicio involucra factores ideológicos (generalmente "visceralizables"), factores subjetivos (la percepción particular de las circunstancias individuales que dan forma a su 'realidad', y factores estadísticos (que si bien están mucho más cerca de la objetividad que los dos anteriores, en ocasiones también terminan por ser confusos, contradictorios, y recurren a indicadores que evidencian una cierta disociación de la realidad). Pero independientemente de qué factores privilegiemos, o que mezclemos 'equitativamente' los aspectos, parece que en ninguna de las combinaciones potenciales se podría justificar lo que postula Time con su foto/slogan de portada.   

Y para terminar sólo una reflexión: lo más probable es que ni Peña Nieto, ni ningún otro partido, funcionario, o mercado, salvará a México. Entonces la única opción, aparte del cataclismo, es la esperanza en un quinto poder que, a mi parecer, se viene fortaleciendo lenta pero consistentemente. Y me refiero a nosotros, la ciudadanía, los mexicanos (ojalá algún día, pronto, la revista Time nos dedique una de sus portadas). 

Twitter del autor: @ParadoxeParadis

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