"El Steve Jobs de la cocaína": Roberto Saviano describe así al Chapo Guzmán

En 2006, el periodista Roberto Saviano ganó fama mundial por su libro Gomorra, una exposición descarnada de la “camorra”, la mafia napolitana que a partir del tráfico de drogas y de otros productos ilegales se encuentra entre las más poderosas del mundo. Con arriesgada precisión, Saviano evidenció las prácticas, conexiones políticas y económicas y en general los mecanismos que la camorra ha empleado para dominar un amplio territorio en donde parece que los únicos recursos admisibles son la brutalidad, la violencia y la persuasión obligada. El trabajo del periodista, aunque elogiado desde el momento de su publicación, también lo puso en peligro, luego de que varios “padrinos” de la mafia lo amenazaron de muerte y, por otro lado, importantes figuras del gobierno de Silvio Berlusconi también buscaron desprestigiarlo de diversas maneras. Su vulnerabilidad es tal, que el Ministerio del Interior de Italia le asignó una guardia permanente para proteger su vida.

Por su trayectoria, Saviano es una de las voces más autorizadas para hablar del mundo del narcotráfico en un contexto internacional, de ahí que ahora, con la reciente captura de Joaquín "el Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, considerado una de las “empresas” más exitosas del planeta, el periodista haya decidido escribir una columna editorial al respecto, en particular a propósito del éxito inusitado de los negocios del Chapo y las circunstancias que llevaron a su organización a dominar el mercado ilegal del consumo de drogas.

El artículo apareció originalmente en el diario italiano La Repubblica, y su traducción al español fue realizada por Maya Miret para el sitio Aristegui Noticias

 

 

¿Quién vendió la cabeza del Chapo, rey de los narcos?

Roberto Saviano

¿Por qué deberíamos prestarle nuestra máxima atención a un líder de un cártel mexicano arrestado? Porque cuenta con más de un ministro y tal vez con más de un gobierno. La economía italiana más prolífica es la criminal, el capítulo más importante de esta economía es el narcotráfico, el capo mexicano arrestado hace un par de días es un líder en el tráfico de cocaína también en Europa, y por lo tanto es asimismo un líder de la economía italiana. Un sencillo silogismo. Muchos creen que conocen al Chapo. Lo imaginan como uno de tantos líderes criminales. E incluso en él opera el mecanismo mental habitual de creerse un criminal, un narcotraficante. Falso. En realidad lo que se sabe, si no se profundiza, si no se siguen los detalles, es sólo una puesta en escena. Los gobiernos europeos insisten en no ocuparse de los cárteles mexicanos hasta que —como ya está ocurriendo— sean los cárteles mexicanos los que se ocupen de Europa.

El Chapo, es decir “el bajito”, llamado así porque es de pequeña estatura y rechoncho, es el líder del Cártel de Sinaloa, el grupo criminal-industrial mexicano que ha revolucionado el líder de la cocaína. El segundo al mando es Joaquín Archivaldo Guzmán Loera.

Lo sigo desde hace años, guardo noticia sobre él, escucho lo que dicen sobre él los periodistas mexicanos y estadounidenses, trato de entender los acontecimientos, las fugas, las debilidades. El Chapo se ha formado en la escuela de los mejores maestros, el Padrino Miguel Ángel Félix Gallardo, el hombre que trastocó los ejes mundiales del narcotráfico desde Colombia a México: los esfuerzos antidrogas de las autoridades colombianas, con el apoyo de Estados Unidos durante la era de Reagan, le dieron un duro golpe a los cárteles colombianos de Medellín y de Cali. Los colombianos, arrinconados, entendieron que era más conveniente confiar la distribución de la droga en EU a los narcos mexicanos —que hasta ahora eran meros medios de transporte— para reducir los riesgos que implicaba la entrega en Estados Unidos. Pero el que manda es el que distribuye, no el que produce. Así, los mexicanos se volvieron los nuevos padrinos mundiales de la droga, y el Chapo Guzmán fue pronto el más poderoso de los padrinos.

El Chapo tiene una visión clara de su tiempo: el mundo occidental no la hace, sus derechos están en contradicción con el mercado, y por ello comprendió que los países occidentales necesitan “territorios” sin leyes, sin derechos. México tiene la coca, Estados Unidos los consumidores; México tiene mano de obra a bajo costo, Estados Unidos la necesita; México tiene miles de soldados, Estados Unidos tiene las armas. ¿El mundo está lleno de infelicidad? Aquí llega la respuesta: la coca. El Chapo lo entendió. Y así fue como se volvió rey. En el mundo internacional del narcotráfico el Chapo posee la autoridad mística del papa, que obtuvo con una campaña de consenso social que le ha dado autoridad, como a Obama, y tuvo la genialidad de ver nuevos espacios de mercado que lo transformaron en el Steve Jobs de la cocaína. Hipérboles que nos sirven para mostrar lo particular de su personalidad.

El Chapo sabe una cosa: la democracia es corrupción, y quien piensa lo contrario es un ingenuo. Todos son corruptibles; sólo es necesario encontrar el punto de inflexión. Paga y se te dará. En los países donde hay poca corrupción esto es posible porque resulta más conveniente la honestidad que la deshonestidad, pero el Chapo sabe que también allí llegará el momento en que todo esté en venta, hasta el alma y su propio hijo. Todo. Para estructurar su cártel emplea el modelo italiano, el modelo más eficiente del mundo en tema de mafia. Según la tradición de las familias calabresas, campañesas y sicilianas crea un grupo que confió a sus parientes o a gente de la sierra a quien conoce bien. Nombra un “consejero”, recluta sicarios entre los ex militares capaces de usar armas pesadas: seriedad, profesionalismo, eficiencia. Estas son las características que se piden para trabajar en la organización del Chapo. También que seguir algunas reglas: nunca usar la violencia si no es necesaria y jamás ostentar la riqueza ganada, algo muy contraproducente. Siempre lo repetía el Padrino: para dominar hay que hacerlo desde las sombras. Y de hecho el Chapo permanece en las sombras y desde allí gobierna un imperio que crece en forma desmesurada. Viaja de incógnito. La gente empieza a contar que lo ha reconocido, pero es una vez en un millón. Mientras las mafias italianas comienzan a ser arrinconadas por las escuchas, el Chapo, que disfruta de la crisis económica, llegó a corromper al gerente de las compañías telefónicas para conseguir que las líneas que usaba en su cártel fueran imposbiles de rastrear. Para transportar la droga a EStados Unidos el Chapo y sus hombre emplean todos los medios disponibles: aviones, camiones, automóviles, cisternas y finalmente túneles subterráneos, su especialidad.

Su captura fue seguida en México con una emoción similar a la de una final del Mundial, y superior a la de una campaña electoral presidencial. El narco más buscado del mundo fue capturado, en compañía de uno de sus colaboradores, a las 6:40 hora local del 22 de febrero de 2014 en el hotel residencial Miramar, en el centro de Mazatlán, en el estado de Sinaloa, gracias a una megaoperación que llevó a cabo la Marina militar mexicana en colaboración con la DEA estadounidenses, en la cual se emplearon dos helicópetros y seis unidades terrestres de artillería, pero donde no se disparó una sola bala. El criminal fugado más peligroso de México, el hombre por cuya cabeza Estados Unidos ofreció una recompensa de 5 millones de dólares, se escondía en Sinaloa. Como los jefes italianos, un capo mexicano no se aleja del centro de su poder. Tal vez, en 13 años como prófugo, desde que se evadió de la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande, no se ha movido de allí, de esa tierra que le dio grandeza y le ofreció protección. Todo nace allí, en Sinaloa, en la región noroccidental de México pero su imperio se prolonga mucho más allá de este estado atrapado entre la sierra y el Pacífico. En  2009 la revista Forbes lo incluyó en la lista de los hombres más ricos del mundo. El Chapo tenía inversiones exclusivamente financieras, porque como todos los jefes de la mafia del mundo confía en “las posesiones”: casa, fábricas, terrenos. Y sobre todo usaba su dinero para alimentar una red de corrupción, indispensable para conducir sus asuntos tranquilamente. Tan tranquilamente que durante los primeros años de la década del 90 la DEA apenas conocía sobre su existencia. Y sin embargo, la cocaína, la marihuana, las anfetaminas, la mayor parte de las sustancias que los estadounidenses han fumado, inhalado y tragado  durante los últimos 25 años han pasado por las manos de sus hombres.

La operación militar encargada de su capturas se puso en marcha el 13 de febrero: las fuerzas del orden consiguieron identificar varias casas en Culiacán, su fortaleza, donde el Chapo solía dormir. Él siempre fue un maestro para construir túneles para hacer llegar la droga a Estados Unidos, y esta habilidad le resultó útil también para esconderse: algunas de esas casas de hecho estaban unidas entre sí por túneles subterráneo. Parece que durante varios días los militares estuvieron a punto de atrapar al jefe, pero éste siempre consiguió escapar. En los últimos meses varios miembros del cártel de Sinaloa fueron arrestados: así de estrecho era el cerco al Chapo. A principios de la semana la policía efectuó una incursión en la casa de su ex mujer, Griselda López, donde encontró algunas armas y un túnel que iba a dar al drenaje. Eran los drenaje los caminos que el Chapo usaba para viajar de un lugar a otro de la ciudad, de túnel en túnel, de escondite en escondite.

Los que ha dejado a todos sorprendidos es que el Chapo fuera sorprendido en una residencia de Mazatlán, es decir una ciudad, un puerto turístico: no estaba escondido entre las montañas de la sierra, como muchos creían. Durante años aparecieron noticias de arrestos falsos o de un posible asesinato. Por eso el día del arresto nadie podía creer que de verdad hubiera ocurrido. En Twitter circulaban miles de mensajes: “¿De verdad será él?”. Muchos no ocultaron su desilusión y su simpatía por el líder de Sinaloa, y muchos de estos mensajes estaban en inglés. Por ejemplo, se creó el hashtag #FreeChapo, liberen al Chapo. Estos mensajes nos hablan más sobre el estado real del mundo actual que muchos artículos y reuniones políticas. Todos piensan que el Chapo logrará seguir dando órdenes desde su celda. La última vez que fue capturado, en 1993, se le transfirió a la cárcel de máxima seguridad de Puente Grande (en el estado de Jalisco), que se transformó lentamente en su nueva base de operaciones, desde la que siguió dirigiendo sus asunto, mimado por sus compañeros de detención, los cocineros, los guardias de la cárcel y las prostitutas que lo visitaban con regularidad. En conjunto, para él no estaba mal  “pasarla” en Puente Grande. Ocho años después, sin embargo, el Chapo ya no podía permitirse pasar más tiempo tras las rejas: la Corte suprema había aprobado una ley que facilitaba la extradición de mexicanos con cargos pendientes en las fronteras a cárceles estadounidenses. Su transferencia a una cárcel de Estados Unidos habría significado el fin.

Así que el Chapo eligió la tarde del 19 de enero de 2001. Uno de los guardias de la cárcel, Francisco Camberos Rivera, apodado ‘El Chito” abrió la celda del líder del cártel de Sinaloa y lo ayudó a acomodarse en el carrito de la lavandería, lleno de trapos sucios. Lo condujo por corredores desatendidos y por puertas electrónicas abiertas de par en par, hasta que llegó al estacionamiento interno de la cárcel, donde había un solo hombre de guarida. Como en las mejores películas de acción estadounidenses, el Chapo salió del carrito y se introdujo en la cajuela de una Chevrolet Monte Carlo. El Chito lo arrancó y lo condujo hacia la libertad. El Chapo había pagado su fuga a punta de billetes dentro de la cárcel, pero gracias a esta fuga hollywoodense se convirtió en un héroe, una leyenda. Sólo había pagado 8 años de los 20 a los que había sido condenado, y ese día se convirtió en uno de los hombres más buscados, y no sólo de México.

La confirmación de la captura del Chapo fue casi tan emocionante como la captura misma. Al principio sólo se trataba de algunas indiscreciones no confirmadas: la noticia la difundió a las 9:54 la agencia Associated Press, que había recibido la primicia del arresto de un funcionario estadounidense que permaneció en el anonimato. Pero las autoridades mexicanas no la confirmaron por horas. Mientras tanto, las voces sobre el arresto del Chapo comenzaron a dispersarse por sitios de todo el mundo. Una conferencia d prensa anunciada por las autoridades mexicana para las 11:30, hora local, fue anulada por el secretario de Gobernación, cosa que llevó a pensar que la persona arrestada no era de verdad el Chapo. Pero comenzó a circular la foto de un hombre con el torso desnudo, con bigote, conducido por un militar vestido de camuflaje. Sí se parece a él, pero ya pasaron 13 años desde la última foto oficial, y tal vez se trate de alguien que sólo se parece. La espera de la confirmación de la captura del Chapo provoca que todos mantengan la respiración. A las 12:08 el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anuncia una nueva conferencia de prensa para las 13:00. ¿Desmentirán o confirmarán? Las dudas se despejan cuando a las 12:33 las autoridades mexicanas confirman a CNN la captura del Chapo. A las 13:20 su foto desaparece de la lista de más buscados de la DEA. Es la confirmación de Estados Unidos. Se adelanta unos minutos a la mexicana, que ofrece el presidente Enrique Peña Nieto, que con un tweet expresa su gratitud por el trabajo de las fuerzas de seguridad. En realidad es una autocelebración por el golpe más importante de inicios de su mandato. A las 14:04 un helicóptero de la policía federal aterriza frente a los periodistas reunidos en el hangar de la Marina. En una conferencia de prensa las autoridades ratifican lo que ya todo mundo sabe: el Chapo ha sido capturado. Explican dónde y cómo se produjo el arresto. El procurador general de la república hace una lista de las personas arrestadas y de los bienes incautados: 13 personas, 97 armas largas, 36 armas cortas, dos lanzagranadas, 43 vehículos, 16 casas y 4 fábricas.

Pero falta sólo un detalle: el protagonista. Y aquí, a las 14:11, hace su entrada en escena: los fotógrafos le inmortalizan al cruzar la plaza para llegar en un helicóptero de la Policía Federal. Negros jeans, camisa blanca, el pelo y el bigote bien recortado. Parece un poco cansado y no se ve en absoluto arrogante, mientras los soldados de la Marina de guerra, de camuflaje, le sujetaban por los brazos, él bajó la cabeza.

No se hace ninguna presentación a los medios, sólo estas pocas imágenes para confirmar el arresto. A las 15:00 se da la noticia de que El Chapo se ha ingresado al penal del Altiplano, la cárcel que se encuentre en Almoloya de Juárez, en el Estados de México, pero no se puede excluir una inminente extradición a Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses ya anunciaron que la solicitarán. Es lo que más temen los narcos.

Aquel que usa túneles para pasar coca y seres humanos a Estados Unidos tiene dos hijas con un pasaporte estadounidense en regla. En agosto de 2011 la joven Emma, ciudadana americana, dio a luz a dos gemelos que nacieron con toda tranquilidad en una clínica de Lancaster (cerca de Los Ángeles), seguida por la policía antidrogas que no podía hacer nada porque sobre la joven, en ese entonces de 22 años, no pesaban cargos. Estaba acompañada por los hombres del Chapo. Como única precaución, la joven dejó en blanco el nombre del padre sobre el acta de nacimiento de las niñas. Pero todos saben quién es. La crónica de la captura del Chapo es un acontecimiento que México recordará para siempre. Para el país, y no sólo para él, esta captura puede significar un cambio de época. No sólo porque la captura del chapo podría hacer esperar el inicio de una nueva época en la lucha contra los cárteles del narcotráfico, sino porque seguramente señala el fin de una época: la de los padrinos, la aristocracia del narcotráfico, de los cárteles basados —como la mafia italiana— en valores como el honor y la lealtad frente a sus miembros. Tal vez el Chapo es el último heredero de la vieja generación de narcos, que ahora abre paso a la nueva, la del “narco 2.0”, de la violencia abusada y ostentada, tanto en la calle como en Internet; el narcotráfico de los jefes que no duran más que unos meses, eliminados después por rencillas internas o por su propia arrogancia.

Tras la tan esperada confirmación, junto a los mensajes de alegría de las autoridades mexicanas y estadounidenses, sobre las redes sociales también aparecieron mensajes de personas comunes que veían al Chapo como un héroe, un benefactor, un dios mexicano. La reacción más difundida fue la incredulidad “El Chapo es demasiado listo para dejarse atrapar”. También yo creo que es imposbile que el poder del Chapo, en un momento en que tiene tanta fuerza, pueda ser bloqueado por su arresto. Hay muchas hipótesis; tal vez decidió que era buen momento para dejarse capturar porque intuyó que es el único modo de que el cártel siga haciendo negocios, pues ahora es demasiado “relevante políticamente”. O tal vez entendió que estaba por romperse un feudo: su fiel El Mayo había soltado —según algunas indiscreciones— una extraña declaración de inacción, afirmando que las nuevas generaciones del cártel de Sinaloa estaban a punto de tomar el poder. Es como decir: o les dejamos espacio o ellos se lo apropiarán. Tal vez que el Chapo se haya dejado capturar es una forma de hacerse a un lado sin que lo mataran. O tal vez es más simple y su gente lo vendió. El Mayo (que últimamente ha perdido a mucha gente) temía ser asesinado, se decía en voz baja. Algunos sostienen que el Chapo quería hacerlo arrestar para tener menos presiones sobre él, pero el Mayo se le adelantó. Los periodistas se esperaban la captura del Mayo, y en cambio llegó el Chapo. La única certidumbre es la ambigüedad. Resulta difícil cree que este arresto sólo sea fruto de una acción policiaca, porque, todos lo saben, en Sinaloa no sucede nada si no lo quiere el Chapo. El rey ha muerto, viva el rey.

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